El ser humano tiene una tendencia, una necesidad, quizás, de diseñar ideas, creencias y personajes que le sobrepasen, y en los cuales pueda depositar su fe. La mitología griega es una de sus expresiones más ricas y variadas. Este cúmulo cultural despierta una fascinación única que en Supercurioso no sabemos ni queremos ignorar. En anteriores ocasiones, hemos hablado de distintos mitos griegos, pero hoy queremos centrarnos en la historia de Ícaro, una breve, pero simbólica fábula que pocos conocen, a pesar de que sigue estando muy presente en nuestros días. El principal motivo de su resonancia en la actualidad son las muchas interpretaciones que del relato pueden extraerse, a pesar de su brevedad. ¿Nos acompañas a descubrir el mito de Ícaro? Pues, ¡Empecemos!
Conoce el mito de Ícaro, el reflejo de los deseos humanos
La historia de Ícaro es quizás de las más simbólicas de la mitología griega. Este personaje, hijo del inventor Dédalo, terminó por argucias y descuidos de su padre, encerrado con él en el famoso Laberinto de Creta. Gracias a las habilidades otorgadas por el padre, pudo volar hasta lo más alto. Y fue justamente esto lo que terminó por hacerlo sucumbir, llevándolo a la muerte. El mito de Ícaro se transformó en una fascinante metáfora de la condición humana. Acompáñanos a conocer su origen y simbolismo.
1. Los orígenes de la historia de Ícaro
La historia de Ícaro inicia con la de su padre. Era el hijo del gran escultor y arquitecto, Dédalo. El mejor de toda Grecia. Estaba tan seguro de esto, que cuando su sobrino (para ese momento su discípulo) inventó una herramienta llamada sierra, Dédalo enfureció, pues no aceptaba que nadie más lo superara. Ciego por la rabia, Dédalo citó a su sobrino en lo alto de la Acrópolis y desde allí lo lanzó, llevándolo a la muerte.
Debido al asesinato, Dédalo fue obligado a abandonar Atenas, dando el primer paso en la construcción del mito de Ícaro. Así entonces, encontró refugio en la isla de Creta, donde gobernaba el rey Minos. En esta isla habitaba un horrible monstruo, el Minotauro, mitad hombre, mitad toro, que según algunas historias era hijo de la esposa de Minos con el toro blanco. Así que al cabo de un tiempo, Minos pidió a Dédalo que construyera un laberinto, en el cual se encerraría al Minotauro. Dédalo hizo el laberinto con muchos pasillos, de tal manera que era prácticamente imposible hallar la salida.
El problema principal del Minotauro es que se alimentaba de carne humana, y Minos se encargaba de enviarle tanto doncellas como hombres. Teseo fue uno de los hombres que iba a ser comida de la bestia, pero Ariadna, hija de Minos, estaba enamorada de él, y pidió a Dédalo que la ayudara a salvarlo. Así, Teseo, con la intención de matar al Minotauro, logra salir del laberinto y Minos enfurece, encerrando en el laberinto a Dédalo y a Ícaro. Así es como comienza el mito de Ícaro.
2. En qué consiste el mito de Ícaro
Luego de pasar mucho tiempo encerrados, Dédalo tuvo una idea. Se le ocurrió decir que iba a hacer una ofrenda al Rey Minos, y que necesitaba plumas y cera. Con estos materiales, creó unas alas para su hijo y para él, tratando de imitar a las aves, y así poder salir volando. Pero antes de emprender el vuelo, Dédalo previno a Ícaro de que durante el viaje no debía acercarse mucho al sol, ya que el calor derretiría la cera. También le dijo que no podía acercarse mucho al mar, porque el agua mojaría las alas.
Pero la historia de Ícaro, a pesar de que pudo salir bien, fue pronto condenada. Una vez ambos comprobaron que podían volar, iniciaron el vuelo, pero después de un rato, Ícaro se entusiasmó y olvidó las advertencias de su padre. Así, comenzó a volar cada vez más alto y más lejos, propiciando lo que Dédalo le había prohibido. La cera se derritió y las plumas se fueron cayendo, lo que causó que Ícaro perdiera altura a pesar de su esfuerzo por mover sus brazos. Finalmente, cayó al mar y murió, dejando a Dédalo sumido en un terrible dolor.
Cuál es el simbolismo de la leyenda de Ícaro
Cuando hablamos de mitos griegos, por lo general tratan sobre Dioses Griegos. Pero esta vez, la historia de Ícaro va dirigida a dos personajes que tienen más parecido a los hombres que a los dioses. Podemos encontrar en el mito de Ícaro varias reflexiones que procedemos a exponer a continuación.
1. La juventud
La historia de Ícaro está marcada por la esencia de la juventud. Como buen joven, era impulsivo y se dejaba influenciar fácilmente. Cuando emprende el vuelo y comienza a maravillarse con todo lo que comienza a ver y descubrir, olvida por completo lo que su padre le dice (algo que en la actualidad no es en absoluto de extrañar). Podría entonces hacerse la siguiente lectura: quienes, como símbolo de rebeldía o desinterés, ignoran las advertencias de sus padres, pueden llegar a cometer terribles errores.
2. La ambición
La siguiente interpretación sobre el mito de Ícaro tiene relación con la ambición humana. A Dédalo no le importó el riesgo en que ponía ambas vidas, ya que estaba completamente seguro del éxito de su invento. Desde el inicio, su ambición fue lo que lo llevó a quedar atrapado en una isla, cuando decidió asesinar a su sobrino. La humanidad llega a ser muy perversa cuando de ambición se trata. Es el peor mal, y uno de los que más abunda. Recuerda que una cosa es querer mejorar tu vida, y otra es llegar a obtener tus objetivos dañando a los demás.
El mito de Ícaro nos enseña cómo la humanidad desde los inicios ha cometido errores. No podemos decir que la juventud es un error, pero sí una etapa en la que hacemos muchas locuras y prestamos muy poca atención. Por otra parte, la ambición descontrolada nos puede no solo perjudicar a nosotros, sino también a los demás, y esto puede destruirnos tarde o temprano.
Y, tras estas reflexiones finales, ponemos fin a nuestra divagación acerca del mito de Ícaro. Déjanos un comentario y dinos. ¿Conocías ya su historia? ¿Cuál es la lectura particular que extraes tú del mito? Respóndenos con tus aportaciones, ¡estaremos encantados de leerlas! Y si te interesa conocer más sobre estas interesantes leyendas, no te pierdas el artículo en el que te contamos sobre los peores castigos de los dioses griegos.