Lovecraft. Creó un universo propio transitado por criaturas atávicas procedentes de mundos antiguos, de universos olvidados por el hombre, donde el mal se nutre de su esencia más prístina. Si eres un apasionado de su obra inconfundible, adivinarás sin duda la sabiduría de este artista de lo extraño, encerrado siempre en la torre de marfil de su extrema timidez. Una timidez que lo restringió gran parte de su vida a una existencia más habituada a la correspondencia por carta que a las relaciones sociales, de ahí que a día de hoy se conserven cientos de sus cartas. Sólo una quinta parte en realidad de las miles que llegó a escribir en vida a sus amigos y al llamado «círculo lovecraft», seguidores y continuadores de la obra de H. P. Lovecraft.
Creó todo un universo propio. Y más que un legado literario nos dotó casi de una religión propia, ahí donde el dios Cthulhu se erige con voz propia sobre todas las pesadillas. Un ser tan antiguo que existió mucho antes incluso que el propio «tiempo», clamando recuperar su reinado de terror y tinieblas en nuestro mundo, pero primero, en una serie de ciudades que Lovecraft utilizó para escenificar sus historias. Sus mundos únicos e inolvidables. ¿Nos acompañas en este breve repaso por las ciudades malditas de H.P. Lovecraft?
1. Arkham
La conoces. Como buen lector de la obra de Lovecraft sabes que no se trata en absoluto del psiquiátrico de la ciudad de Batman. Muchos asocian la ciudad de Arkham al Salem de Massachusetts. De hecho, esta ciudad junto a Innsmouth y Dunwich, formarían lo que se conoce como el «triángulo de Lovecraft», pero Arkham es, sin duda, la ciudad por excelencia más utilizada en la obra de Lovecraft. ¿Sabes cuándo apareció por primera vez? En el famoso cuento publicado en 1921 titulado “Herbert West: Reanimador”. Más tarde volvería a aparecer en “Los sueños en la casa de la bruja” en el inolvidable relato “En la noche de los tiempos”.
Arkham es, por así decirlo, una ciudad maldita y pagana donde muchos de sus habitantes practican la brujería, disponiendo además de saberes muy-muy antiguos. Un rincón de esa América más erudita en saberes prohibidos que en ocasiones, dan paso a otras puertas dimensionales. Tampoco podemos olvidar la Universidad de Miskatonic, ahí donde deberías matricularte si deseas adquirir estos ancestrales conocimientos.
2. Innsmouth
No es un buen sitio para vivir. De hecho, esta ciudad inventada por parte de Lovecraft, no sería tampoco un buen escenario por el que cruzar aunque fuera por casualidad. Es sucia, asfixiante, tenebrosa y muy opresiva. Recordemos por ejemplo “La sombra sobre Innsmouth”. No aparece en los mapas, solo sabemos que se alza en algún lugar de la costa en Nueva Inglaterra y que muchos de sus habitantes son auténticos descendientes de los «Profundos». Se trata de una localidad en clara decadencia, que en el pasado se mantuvo mediante alguna industria de pesca o refinado de oro, unos años que ya no volverán. Porque Innsmouth está suspendido en un vacío que aguarda, que espera el regreso de esos seres atávicos que una vez surgieron del océano y que ahora duermen un sueño intranquilo.
Innsmouth dispone de una iglesia. Ahí donde se practican sacrificios y se adora a la Orden de Dagon, un escenario sin duda espantoso que temen incluso hasta los habitantes de Arkham, un escenario clave en los Mitos de Cthulhu.
3. Kingsport
Seguro que la recuerdas, Kingsport suele aparecer a menudo en los Mitos de Chtulhu. Está muy cerca de Arkham, una zona costera algo más abierta y no tan sombría como puede resultar la tenebrosa y decadente Innsmouth. Podríamos decir casi, que dispone de un halo un poco más mágico, como un umbral a lo onírico y excepcional. Recordemos por ejemplo “La extraña casa en la niebla”. Kingsport no es nada opresiva, su atmósfera no es amenazante ni nos produce tantos escalofríos como Dunwich o Innsmouth.
Resulta curioso como la mayoría de relatos ambientados en esta ciudad, son los propios personajes quienes nos inducen al terror. Recordemos “El terrible anciano” de 1920. Mientras que en “El ceremonial” de 1923, se le dota de un aire sobrenatural y como entrada a otros mundos, a otros saberes. Pero, eso sí, sus habitantes siguen siendo igualmente inquietantes, muy aficionados, por ejemplo, a prácticas extrañas y algo paganas.
4. Dunwich
Seguro que recuerdas el “El horror de Dunwich”. Es un escenario maldito por excelencia habitado por hombres esquivos, huraños y extraños que practican el viejo arte de la brujería. Que saben de artes olvidadas y que intuyen a seres que habitan en portales del más allá, invisibles a los simples mortales. Su vida se limita a transitar por casas ruinosas de aire desolado con olor a tiempo y a miedo contenido, zonas enmarañadas por una naturaleza oscura y salvaje donde conquistar ese tiempo olvidado donde se halla la esencia del mal. De ahí su hedor, de ahí la intranquilidad de todo aquel que ose cruzar los límites de Dunwich. ¿Lo harías?
¿Cual es pues tu ciudad maldita preferida dentro de la obra de Lovecraft? Mientras lo decides, te invitamos a conocer también el libro de los muertos del que nos habló este mismo autor: el Necronimicón.