La literatura por lo general se ha hecho cargo del amor, y suele decirse, con negro humor, que el matrimonio es su tumba: en el momento en que un hombre y una mujer deciden unirse a la vista de todos y con todos los compromisos –sociales, sexuales, amorosos, económicos…–, la pasión se esfuma. Porque el matrimonio, según Engels, y probablemente tomado de algún otro pensador social de la época, es ni más ni menos que la forma de asegurar la propiedad y la herencia.

Filosofías aparte, casi todas las culturas tienen su propio rito matrimonial: la manera en que tanto la mujer como su dinero pasan a manos de un extraño, o en que el dinero del extraño entra a la familia a través de la mujer.

El matrimonio en la antigüedad

Los antiguos egipcios, por ejemplo, consideraban que ambos miembros de tal relación eran iguales, al contrario de los griegos, que mantenían una visión no igualitaria de los sexos. En El banquete, de Platón, se habla del amor, y para los griegos sólo era posible entre iguales (hombres); la mujer allí tenía más bien la función de reproducción.

El matrimonio Arnolfini, Jan Van Eyck, 1434

Entre los sumerios el matrimonio era un contrato entre el padre o el tutor de la mujer y un hombre determinado. Éste podía dar por finalizado el contrato cuando quisiera y sin preguntarle a ella.

La mayor parte de las sociedades de Oriente no veían a la mujer como un adulto jurídico, por lo que dependían de sus padres, y luego de sus esposos.

En realidad, hasta no hace mucho las mujeres en casi ninguna cultura eran independientes.

Los judíos antiguamente…

Los antiguos judíos practicaban la poligamia (el derecho a tener más de una esposa). Los actuales se casan bajo una jupá (en hebreo quiere decir protección), que es un pedazo de tela sostenido por cuatro palos, que simboliza el futuro hogar de la pareja. Luego de dos ceremonias (kidushin y nesuin), separadas por la lectura de la ketubá (el contrato nupcial) viene el rompimiento de la copa, que lo hace el novio como símbolo y recuerdo de la destrucción del Templo de Jerusalén.

Antiguos romanos

Si eras plebeyo no había más que simular una compra recíproca: se intercambiaban regalos entre ambos, y no había necesidad de grandes contratos económicos pues no habría mucho dinero. Esto era conocido como coemptio, y la mayoría se casaba por amor, no por imposición paterna.

unión manos entrelazadas

Por el contrario, si pertenecías a clases más acomodadas, había una forma de unión muy solemne llamada confrarreatio entre los patricios. Esto constituye la primera forma de unión de derecho privado y de carácter religioso, pues también era presidida por las autoridades eclesiásticas. Lo que en nuestros días equivaldría al matrimonio civil y religioso.

Cristiandad

Al derrumbarse el Imperio romano la Iglesia toma el mando de la moral en Occidente. Si bien ante Dios ambos son iguales, no es lo mismo ante la ley humana. Se impone la monogamia (aunque también aparece el amancebamiento o concubinato), la consanguinidad se vuelve tabú (menos para las familias reales, único modo de seguir perpetuándose en el poder), y se declara al matrimonio indisoluble.

Anglicanos

Precisamente ésta fue la razón por la que Enrique VIII se separa de la Iglesia de Roma, porque quería casarse con otras mujeres. Fueron seis las esposas de este rey.

Protestantes y Renacimiento

Con la Reforma luterana se desacraliza el matrimonio y se convierte en un acuerdo voluntario entre ambos registrado por un pastor religioso; además, el divorcio es aceptado y las causas pueden ser adulterio o incompatibilidad de caracteres.

En el Renacimiento se comienzan las primeras intervenciones seculares en el matrimonio, acto que estaba regido anteriormente por la iglesia. Las mujeres menores de 25 y los hombres menores de 30 debían tener permiso de sus padres, y presentar 4 testigos para ratificar la boda, lo que se traduce en matrimonios arreglados por los padres donde mujeres muy jóvenes eran entregadas a hombres mayores a cambio de la dote.

Hoy

El matrimonio como símbolo de intercambio ha sido practicado hasta nuestros días, sobre todo en familias con mucho dinero o poder.

matrimonio amor

Sin embargo, la mayoría de la gente se une por amor. Y muchas veces no se casan, viven juntos sin mayor protocolo.

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