En Supercurioso te hablamos una vez de muertes en masa como la de los liquidadores de Chernóbil, héroes y víctimas de este terrible accidente. En esta ocasión queremos presentarte un fenómeno curioso relacionado con una de las batallas más sangrientas en territorio estadounidense: la batalla de Gettysburg.
La terrible batalla de Gettysburg
Gettysburg, Pensilvania, 1863, el 1 de julio empieza una batalla que enfrenta al ejército Unionista contra el Confederado en plena Guerra Civil Americana. Este enfrentamiento dura hasta el día 3 de julio en que termina convirtiéndose en una de las batallas con un mayor número de bajas de toda esta guerra y en un punto de inflexión en el transcurso de la misma.
¿Cuántas bajas hubo? Entre 46.000 y 51.000 soldados de ambos bandos perdieron la vida en esta batalla. Una terrible desgracia que jamás se debería volver a repetir.
El mismo año en noviembre, el Presidente Lincoln, consternado, igual que el resto de estadounidenses, por la crudeza de la batalla aprovechó la ceremonia de inauguración del Cementerio Nacional de Gettysburg para honrar a aquellos soldados que habían caído en aquel lugar.
Los siniestros buitres de Gettysburg
Como deducirás, tantos cadáveres acumulados en un mismo territorio atrajo cientos de criaturas, carroñeros que atraídos por las bajas buscaban alimentarse. Los más destacables: los buitres.
Fueron 3 días de batalla que, aunque resulta algo desagradable, significaron un festín para los buitres, a quienes sobre todo no debemos juzgar, ya que este comportamiento entra dentro de su naturaleza y además es beneficioso evitando la propagación de enfermedades a partir de cuerpos en descomposición.
Los buitres siguen acudiendo al escenario de la batalla
Lo inquietante de esta historia, además de la masacre, es que los buitres siguen acudiendo hoy en día al mismo escenario de la batalla de Gettysburg. Antes de que se produjera este enfrentamiento no había tal cantidad de buitres, de hecho prácticamente no se los encontraba en esta región. Desde entonces y hasta hoy los buitres llegan a realizar reuniones de miles de ejemplares en este mismo lugar.
Algunos dicen que acuden allí porque tras la batalla pasaron varios años hasta que desapareció toda la carroña y de algún modo el conocimiento de que se trataba de una zona con abundante alimento se ha transmitido de generación en generación.
Otros aseguran que los buitres siguen acudiendo al Parque Nacional Militar de Gettysburg porque se trata de una zona protegida en la que hay muchos ciervos, de los que se alimentan cuando mueren, y porque descubrieron que era un buen sitio para anidar por la morfología del terreno y el tipo de vegetación.
Puede que sea porque descubrieron un lugar cómodo o porque realmente se transmite de padres a hijos las coordenadas de una localización en la que hubo mucha, mucha comida. En cualquier caso la presencia de estas aves ayuda a recordarnos el horror del que es capaz el ser humano y los errores que nunca deberíamos volver a repetir.
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