Con Supercurioso hemos viajado hasta Marte y hemos visto cómo la sonda espacial Rosetta aterrizó espectacularmente sobre un cometa; incluso hemos visto objetos dejados en la luna por sucesivos astronautas. Pero, ¿sabes algo de Laika, la perrita rusa, que fue el primer ser vivo en viajar al espacio? ¿Te interesa la historia? Entonces, ¡quédate con nosotros y sigue leyendo!

Universo desconocido

Eran tiempos de Nikita Kruschev, el dirigente de la extinta Unión Soviética. Corría el año 1957 y Occidente estaba en plena Guerra Fría y en plena carrera espacial. Los contrincantes: Rusia y Estados Unidos. Tras el éxito de la misión del satélite Sputnik 1, y en conmemoración del aniversario 40 de la Revolución rusa, Kruschev ordenó que se enviase a órbita otro satélite artificial el día 7 de noviembre de ese año.

Las cosas no iban demasiado bien a los soviéticos, quienes tuvieron que correr para construir la nave, el Sputnik 2. El líder ruso quería demostrarle al mundo lo adelantados que estaban en cuanto a ingeniería espacial, dejando claro el mensaje de su poderío.

Estampilla rusa del Sputnik 2, de 1967
Estampilla rusa del Sputnik 2, de 1967

 

Obviamente, hasta la fecha ningún ser humano había salido de la atmósfera, no se conocían los efectos que la falta de gravedad y el oxígeno pudieran hacerle al cuerpo humano; por ello, en Rusia se habían hecho algunos experimentos enviando perros al espacio suborbital en vuelos balísticos, que eventualmente desembocarían en algún vuelo orbital canino en un indeterminado momento de 1958.

Pero la decisión oficial aceleró la construcción de la nave y el envío de un perro al espacio.

El Sputnik 2 y su tripulante

Esta nave se construyó prácticamente en un mes. El interior del satélite contenía instrumentación para medir radiación solar y rayos cósmicos. Se equipó con un sistema que aseguraba el oxígeno y absorbía el dióxido de carbono; además se añadió un ventilador que se activaría al llegar la temperatura de la cabina a 15º C, para mantener la temperatura de Laika.

La perra podría calmar su apetito con comida en forma de gelatina, suficiente para 7 días, y se diseñó una bolsa adaptada al animal para los desechos (orina y heces), así como un arnés especial que no restringía sus movimientos: se podía acostar, levantarse y sentarse, pero no dar vueltas por el reducido espacio de la cabina.

"Traje espacial" original de Laika para su viaje al espacio. Museo Espacial de Moscú
«Traje espacial» original de Laika para su viaje al espacio. Museo Espacial de Moscú

Un aparato para leer electrocardiogramas monitoreaba su frecuencia cardíaca, y otros instrumentos su respiración, la presión arterial y sus movimientos.

¿Quién fue Laika?

Los rusos escogían para sus experimentos orbitales a perros callejeros; la razón era que, como sobrevivientes de situaciones extremas de frío y hambre, podrían soportar condiciones similares en los entrenamientos.

Laika era, como es de suponer, una perrita callejera que encontraron en las frías calles de Moscú; era mestiza, de aproximadamente 3 años de edad y pesaba entre 5 y 6 kilos.

Los ingenieros y el personal le pusieron varios apodos: Kudryavka (Rizadita), Zhuchka (Bichito), Limonchik (Limoncito). Como era mitad husky, y se llamaba laika a varias razas similares en Rusia, se quedó con este último nombre.

Fueron entrenados tres perros para este vuelo al espacio, Albina, Mushka y Laika.

Entrenamiento canino

Estos animales fueron sometidos a una muy dura preparación: para que se acostumbraran al mínimo espacio de la cabina los confinaban a áreas cada vez más pequeñas hasta por lapsos de 20 días. Los pusieron en centrifugadoras que simulaban el lanzamiento de la nave y colocaron máquinas que emitían sonidos iguales a los del cohete. Esto hizo que la presión les aumentara significativamente. También fueron entrenados para comer la gelatina súper nutritiva del espacio.

Finalmente, fue Laika la elegida para sacrificarse en aras de la ciencia.

El vuelo: la muerte

La perrita murió entre 5 y 7 horas después de haber despegado, debido a una falla del satélite donde una sección no se separó, lo cual provocó sobrecalentamiento y falta de oxígeno. Pero esto no se supo con certeza sino hasta el año 2002, cuando el científico Dimitri Malashenkov reveló datos confidenciales. Hasta ese momento la información oficial decía que había durado 4 días en el espacio.

El Sputnik 2 orbitó la Tierra 2.570 veces durante 163 días, desintegrándose al entrar en la atmósfera el 14 de abril de 1958.

A raíz del uso de Laika en semejantes experimentos, se comenzó el debate mundial sobre los derechos de los animales y sobre la conveniencia ética de utilizarlos para la ciencia.

Laika se convirtió en la perrita más famosa, y en 2008 el gobierno ruso le hizo un monumento ubicado cerca del centro de investigación militar en Moscú, el mismo que preparó su vuelo sin retorno.

Portada del libro infantil "Laika", de Nick Abadzis
Portada del libro infantil «Laika», de Nick Abadzis

Como nota curiosa, en el Monumento a los conquistadores del espacio (de 1964) en Moscú, Laika y Lenin son los únicos a quienes se reconoce por sus nombres, de entre todas las esculturas.

Imprimieron su efigie en sellos de correo, hubo marcas de chocolates y cigarrillos que llevaron su nombre y aún hoy pueden encontrarse recuerdos de Laika en Moscú.

estampilla laika

Y otra noticia curiosa: el 9 de marzo de 2005, en el planeta Marte, bautizaron un área de terreno con el nombre de la perrita.

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