Un a vez te contamos claves para detectar mentiras, hoy en Supercurioso, abordamos una vez más el tema de los engaños. Es cierto, que desde pequeños nos han dicho que lo de mentir está muy mal, pero, a pesar de ello, los niños comienzan a seleccionar las mentiras que dicen, en vez de descartarlas completamente.
Las mentiras pequeñas son beneficiosas
Son varios los estudios que han investigado las mentiras y, en casi todos, se ha constatado que la media de mentiras de una persona al día es de 0,6 a 2. En la actualidad, Gerardo Iñiguez, investigador de la Universidad de Aalto en Finlandia, nos aporta una explicación de la universalidad de este hecho que parece ser dañino para la sociedad.
Es verdad que algunas mentiras son más perjudiciales que otras, por ejemplo, el decirle a nuestro novio o novia que estamos perfectamente cuando en realidad estamos teniendo un día catastrófico o dar la razón a una persona con tal de evitar un problema, son pequeñas mentiras sin importancia que no van a suponer un conflicto y esto no tiene por qué ser malo. Pero con estos acontecimientos, los humanos estamos llegando a ser mentirosos expertos.
Según los resultados de la investigación, no todas las mentiras son malas o perjudiciales para la sociedad. Además, parece ser que las mentiras pueden ayudar a que los miembros de la sociedad sean más colaborativos y creen vínculos.
Las mentiras sin importancia impiden conflictos innecesarios o que los sentimientos resulten heridos. Según el estudio, las mentiras forman parte del afianzamiento de grupos, al mismo tiempo que han desarrollado un modelo matemático en el que estudiaron cómo se desarrollaban ciertas sociedades y su evolución en el tiempo incluyendo la variable mentira, desde las pequeñas a las más grandes. Se descubrió que las mentiras más gordas llevaban al quebrantamiento de los grupos, al contrario que las pequeñas, las cuales tenía una influencia totalmente diferente, haciendo que personas se sintieran más conectadas con el tiempo.
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