A principios de este año (2015), en una zona residencial de Londres, los trabajadores de una construcción se toparon con una bomba alemana de casi quinientos kilogramos aún sin estallar. La bomba, de dos metros de largo, se encontraba tres metros bajo tierra, muy cerca de una residencia de ancianos, y permaneció allí por más de setenta años, hasta que el ejército británico procedió a desactivarla, no sin antes evacuar unas 1.200 viviendas.
No se trata de un caso inusual: desde 2009 los bomberos londinenses han participado en la desactivación y traslado de siete bombas y cinco granadas de mano; cifra que se ve ampliamente ensombrecida por los encuentros con bombas en Alemania, tan frecuentes que han dejado de ser noticia.
El bombardeo subterráneo de Berlín
Anualmente se encuentran en Alemania más de 2.000 toneladas de bombas norteamericanas y británicas sin estallar (a las que hay que sumar obuses, granadas y minas de procedencia rusa), y sólo en Berlín se han desactivado o detonado unas 7.000, estimándose 3.000 aún por encontrar y desactivar.
En 2014 se desactivaron 54 toneladas de explosivos en esta ciudad. En junio, 3.000 personas fueron evacuadas en el barrio de Steglitz, al encontrarse una bomba norteamericana de quinientos kilogramos.
En octubre, las actividades en el principal aeropuerto de Berlín debieron suspenderse por media hora al encontrarse una bomba en sus espacios, y en diciembre, en las afueras de Berlín, en la histórica Potsdam, fueron evacuadas diez mil personas mientras se desactivaba una bomba de 250 kilos.
¿Las últimas víctimas de la Segunda Guerra?
No siempre los encuentros con estos artefactos han concluido de la mejor manera. En 2010 se encontró una bomba norteamericana de 500 kg. en Gotinga, o Göttingen, en Baja Sajonia. Se pidió a siete mil personas que abandonasen sus casas y cuando los expertos de la policía intentaron desactivarla ésta explotó, matando a tres funcionarios. La bomba explotó antes de que los expertos comenzaran a trabajar en ella y mientras esperaban el paso de un tren de alta velocidad.
El futuro de una guerra del pasado
Se estima que quedan al menos 100.000 bombas enterradas en suelo alemán y que los expertos públicos y privados –hay empresas dedicadas a la desactivación de bombas– tendrán trabajo para los siguientes 120 años, así que nada de extraño tendría que la última víctima de este conflicto que concluyó oficialmente en 1945, ocurra en el siglo XXII.
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