La fama negativa de los lobos ha acompañado a estos bellos animales desde el inicio de los tiempos. No obstante, sabemos que en muchos lugares del mundo causan graves daños con sus ataques, a veces muy salvajes, pero aún así, los beneficios que pueden ofrecer a la naturaleza son, en ocasiones, sencillamente increíbles. Un ejemplo directo de ello lo encontramos en el Parque nacional de Yellowstone.
Estamos seguros de que esta historia te va a sorprender.
La maravillosa red trófica de los lobos en Yellowstone
Fueron casi siete décadas de ausencia. Casi 70 años en los cuales, la presencia del lobo en Yellowstone fue casi inexistente. ¿Imaginas lo que supone algo así en un escenario natural de gran impacto como el que se abre en medio de los estados de Idaho, Montana y Wyoming? Un aumento desmesurado de los eslabones más bajos de la cadena trófica, es decir, de todos esos animales herbívoros que a lo largo de décadas y décadas, dejaron zonas del parque increíblemente despobladas de vegetación.
La situación era ya alarmante, puesto que al perderse vegetación, se extinguían a su vez otros animales, como los osos Grizzlies, sin hablar de todo el entorno natural. Así pues, la introducción de los lobos se inició en 1995 en el Parque de Yellowstone, y el resultado ha sido simplemente maravilloso.
La presencia de estos depredadores naturales por excelencia ha supuesto que volviera a ponerse en marcha la llamada cascada o red trófica. Estamos seguros que sabes de qué se trata, es esa sucesión de fenómenos en los que unos, sirven de alimento a otros para crear un ecosistema en equilibrio. Obviamente, sabemos lo que ello implica, que los lobos se coman a los alces, por ejemplo, a los conejos… Sin embargo, el simple hecho de que baje el número de estos últimos animales, implica que haya mucha más vegetación y, en consecuencia, que se obre nuevamente el milagro.
Hay más aves rapaces y carroñeras en busca de lo que los lobos se dejan. Hay también más zorros, y muchos, muchos más osos Grizzilies, los cuáles se estaban viendo ya en peligro de extinción en los últimos años. Y puede que te suene asombroso, pero la presencia de los lobos ha favorecido a su vez otros muchos milagros. ¿Un ejemplo?
El cambio del curso de las aguas, la creación de lagos, cascadas y, ante todo, que se frene la erosión del terreno. Pero ¿cómo puede ser todo esto posible? Te preguntarás.
Generalmente, la presencia de ciervos se centraban en áreas que habían quedado completamente desnudas de vegetación. Ahora, al haber menos ciervos, la vegetación ha vuelto a crecer, se detuvo la erosión y el agua que caía de las precipitaciones, podía retenerse de nuevo originando estanques y uniendo de nuevo cauces de ríos. Aparecieron anfibios, volvieron las preciosas nutrias y así, año a año, Yellowstone vuelve a tener su equilibrio y belleza natural.
Para que esto ocurra, es imprescindible que tengamos la presencia de los lobos. Sabemos que hay algo de salvaje y primario en esta cadena, pero la Naturaleza, dicta sus mandatos de este modo y debemos respetarla. Lo más recomendable es que el ser humano, fuera siempre un simple espectador de todas estas maravillas que nuestro planeta teje con su ritmo, con sus mandatos. No alteremos, pues, esta paz natural.
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