La muerte forma parte de la vida y por lo tanto es un tema que nos gusta abordar en Supercurioso. Ya lo hicimos con el artículo La verdadera muerte de Rasputín y ahora le toca el turno a una danza de origen medieval ha quedado en Europa de esa época. Es La danza de la muerte en Vert, Cataluña.
La Danza de la Muerte en Verges, Cataluña
Cada año el Jueves Santo se celebra en Verges, (Girona, Cataluña), La Danza de la Muerte, una danza que tiene sus orígenes en el teatro medieval catalán. Cuando llegó la peste al pueblo de Vert, los habitantes poco religiosos en general comprendieron que había sido un castigo divino por su falta de religiosidad y de ahí nació la danza de la muerte. De hecho, representa la igualdad de todas las personas cuando llega la muerte y el juicio final.
La Danza consta de dos partes: la primera parte tiene lugar en la Plaza Mayor del pueblo sobre las 10 de la noche, donde sólo podrán asistir aquellos que hayan pagado una entrada; en ella se escenifican los últimos días de la vida de Cristo. La segunda parte consta del calvario y la danza presidida por el pelegrí, en la que personajes vestidos de esqueletos con platos con cenizas, la guadaña, un reloj sin manecillas y un estandarte nos hace recordar que a todos nos llegará la hora de nuestra muerte. Esta danza tiene lugar a las 12 de la noche y se realiza por las diferentes estrechas calles.
Finalmente, el cortejo fúnebre llega a la Iglesia donde las calaveras detienen su danza, se postran ante el altar como muestra de la omnipotencia de Dios y se retiran para que continúen las escenas de la crucifixión.
Montajes de luces en los edificios medievales, el silencio sepulcral durante la Danza, tan sólo el sonido de los tambores acompaña a estos peculiares danzantes… Un espectáculo único y diferente en la Semana Santa española.
Los caracoles de la Danza de la Muerte
Los vecinos de Verges durante el día preparan las antorchas más originales que hayas podido ver. Con ceniza y agua hacen una especie de masa que tiran en pequeñas pelotas en las paredes de las calles. A continuación les ponen un caracol vacío, sí tal y como lo lees, un caracol vacío con aceite de haber frito buñuelos, ya que este aceite permite tener por más tiempo estas originales antorchas encendidas y le añaden una mecha. Las encienden de noche y duran bastante tiempo encendidas, mientras la danza sigue su curso por las calles.
Todos los que han visitado esta fiesta coincide en lo impactante que resulta precisamente por su sobriedad y su sencillez. Esta fiesta es declarada de Interés Nacional.
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