Hoy queremos traerte una historia realmente especial. Dentro de nuestra serie de artículos al respecto de casas embrujadas, debíamos sin duda hablarte de Studley Park House, un sobrecogedor paraje situado en Nueva Gales del sur. Es, posiblemente, el caso más famoso de Australia y el más dramático. ¿La razón? Las presencias que se advierten y que se manifiestan en esta distinguida, aunque solitaria, mansión son niños.
Acompáñanos en este singular paseo por la historia, el drama, y lo extraño.
Studley Park, la aterradora casa embrujada de Australia
A día de hoy, Studley Park House, se alza solitaria como un alma extraña en medio de un campo de golf. Quien acude hasta aquí para pasar un día practicando este deporte, no puede evitar alzar la mirada y sentir un escalofrío al ver sus muros blancos recortando el horizonte.
Se dice, que en el 2010 una empresa constructora dejó el trabajo de reconstrucción del techo por no resistir más los fenómenos extraños que allí acontecían. Dos años después, un equipo de bomberos acudió hasta Stuldley Park porque se veía fuego en su interior. Sin embargo, cuando entraron en su interior, no había nada. Ningún incendio, solo una soga colgando del salón principal.
¿Una broma de mal gusto? Puede ser, pero sea como sea, a esta casa acuden numerosos programas de televisión y radio muy a menudo para realizar investigaciones en vivo, obteniendo casi siempre escalofriantes psicofonías de voces infantiles pidiendo ayuda. Gimiendo, llorando…
Es tan marcado el temor que levanta esta casa, que a día de hoy, se ha decidido dejarla en abandono. Forma parte del club de golf de Candem, y viéndola desde lejos no podemos evitar considerarla como una mansión realmente distinguida: preciosas vidrieras, chimeneas decoradas, muros blancos… Ahora bien, el tiempo ha dejado en ella esa pátina de sobrenatural tristeza que, casi instintivamente, nos arranca un escalofrío.
Tres tragedias en Studley Park House
Stundley Park House fue construida por el señor Narellan en 1889 como regalo para su prometida, pero debido a su afición al juego, contrajo demasiadas deudas como para seguir afrontando el gasto de dicha propiedad, así que se la vendió al propio arquitecto que diseñó la casa, Francis Hebilla.
El señor Hebilla pensó que sería un buen paraje para los fines de semana, pero a los pocos años decidió venderla. No se sentía cómodo. Así pues, decidió cerrar la venta a favor de un tal doctor Enrique Oliver, un director de una escuela secundaria cercana, que pensó que sería un lugar ideal para que sus alumnos pasaran las vacaciones . Estábamos en 1902.
Fue un 15 de octubre de 1909, cuando Ray Blackstone, de 14 años, se fue a nadar a un lago cercano a la casa junto a cinco amigos. Fue una mala idea, porque el muchacho terminó ahogándose. Las autoridades y los familiares decidieron que el cuerpo se quedara en el sótano de Studley Park House, a la espera del entierro. Esta fue la primera tragedia.
Avanzamos en el tiempo, ahora estamos en 1919. Fue durante este año cuando Studley Park pasa de propietario en propietario sin que nadie dure demasiado viviendo en esta casa. Se dice que es fría y desapacible, que produce tristeza y malestar. Primero la compró el reverendo Charles Herbert Palmer, más tarde, pasó a ser propiedad de un miembro del parlamento de Sydney, William Bede Dalley. Meses después, este político la abandonó para iniciar los trámites de venta a favor de Arthur Adolfo Gregorio, gerente de ventas de la Twentieth Century Fox Australia.
Fue durante este año cuando sucedió algo que nadie pudo explicar. Durante una de esas semanas en que la casa estaba vacía a la espera de la llegada de un nuevo propietario, algún desalmado secuestró a una niña para violarla y asesinarla en el piso superior de la casa. Se llamaba Amelia y tenía ocho años. Nunca pudieron coger al (o los), asesinos. Toda una tragedia.
No obstante el relato de tragedias no termina aquí. En 1939, la tragedia golpeó al señor Arthur Gregorio, cuando su hijo pequeño falleció en la mansión a causa de una peritonitis. Si te fijas, las tragedias siempre se han sucedido en años terminados en 9, y lamentablemente, el drama envolvió a personas muy jóvenes, a niños. Desde entonces, los fenómenos extraños siempre han dominado la casa, se dice por ejemplo que la presencia más impactante es la una niña, la de Amelia. Muchos la describen como una especie de preciosa «Shirley Temple» de rostro triste, tan desencajado por el miedo y el dolor que la gente no puede evitar salir corriendo de Studley Park al verla.
Desde el exterior, es muy frecuente por ejemplo ver luces en el interior de la casa, a veces tan intensas que acaban llamando a los bomberos. Pero nunca encuentran fuego. Solo frío, habitaciones vacías donde se respira la angustia y un desasosiego que nadie puede explicar…
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