Las estructuras submarinas de Yonaguni, unos grandes y sorprendentes restos sumergidos descubiertos en 1985, son objeto de controvertidos debates sobre su origen. Para unos investigadores son estructuras naturales, caprichosas formas creadas por la erosión y los terremotos a los que se ha visto afectada la zona; mientras para otros, estamos ante los restos arqueológicos de una mítica y antigua civilización, la conocida como civilización Mu. Ésta sería previa a conocidas civilizaciones como la mesopotámica, la egipcia o la azteca y una de esas civilizaciones perdidas que, al igual que la legendaria Atlántida, quedó sumergida en el silencio milenario de las profundidades del mar.

¿Dónde se localiza la Pirámide y los restos de Yonaguni?

Una de las estructuras más llamativas, comparada por los expertos con MachuPichu, es la conocida como Pirámide de Yonaguni. Ésta se localiza en la costa sur de la isla de Yonaguni. Yonaguni-jima es la isla más occidental habitada de Japón.

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La última de las islas del archipiélago de Ryukyu, muy cercana a Taiwán, al este, entre el Mar de la China Oriental y el Océano Pacífico. La isla tiene una superficie de unos 28,88 km2 y durante la última edad de hielo formó parte de a zona continental de China.

Yonaguni: ¿una civilización perdida bajo el mar?

En 1985 el buzo japonés Kihachiro Aratake descubrió algo extraño en una de sus inmersiones en las aguas frente a la costa sur de la isla. Una especie de estructura con terrazas artificiales, una pirámide de escaleras con caras planas y esquinas agudas. Años más tarde, en 1996, el profesor Masaaki Kimura dio comienzo a sus investigaciones y concluyó que se estaba ante los restos de una avanzada civilización prehistórica. La afirmación de Kimura era revolucionaria, esto suponía un cambio radical en la historia ya que los restos de Yonaguni se convertían en los edificios más antiguos del mundo. En 1998, y tras un terremoto, más partes del conjunto arqueológico salieron a la luz. Éstas eran semejantes a los zigurats mesopotámicos y no atribuibles al reino de Ryukyu, de época medieval y moderna, y sí a una cultura anterior, de unos 10.000 años de antigüedad.

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Con los años Yonaguni se ha convertido en una atracción para investigadores y buceadores. Si con anterioridad era una zona popular por las colonias de tiburones martillo que las pueblan, hoy en día, y pese a las fuertes corrientes, los estudiosos siguen estudiando los restos y probando su origen humano.

¿Cómo son los restos de Yonaguni?

El monumento consta de terrazas escalonadas con bordes rectos y esquinas en ángulo recto. En su interior, con si fuera un santuario, se encuentran dos monolitos, de bordes afilados y caras planas paralelas muy precisas, que parecen tallados a mano. El conjunto parece que estuviese inacabado, como si hubiera sido abandonado en algún momento.

También hay una especie de piscina cuyas paredes parecen haber sido erosionadas por agua dulce y en la superficie, nunca bajo el mar.

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Kimura también identificó marcas de cuñas, como las de las antiguas canteras, y dibujos de animales y personas grabadas en la roca, entre ellos el grabado de un caballo. Son muchas las características, y especialmente tantas formaciones peculiares y sin bloques sueltos, lo que hacen afirmar a los investigadores que estamos ante una obra del hombre y no ante un fenómeno natural.

El reino perdido de Mu

Durante la última glaciación (10.000 a de C), cuando el nivel del agua era más bajo que actualmente, el Mar de China Oriental era una estrecha bahía en el océano. El Mar de Japón era un mar interior y no existía el Mar Amarillo. Así, era posible el paso de la península de Ryuku al continente. Yonaguni era entonces el extremo sur de puente de tierra que unía Taiwan, Ryukyu, Japón y Asia. Es factible la existencia de una civilización nacida de ese tránsito de personas y que, según el geólogo Teruaki Oshi, habría construido el conjunto arqueológico de Yonaguni aprovechando formaciones geológicas previas. Con el paso de los siglos esta civilización, llamada Mu, habría quedado bajo el agua al elevarse el nivel del mar perdiéndose la noticia de su existencia en la noche de los tiempos.