Supercurioso te invita a descubrir ciertas «casualidades» curiosas en las vidas de Isaac Newton y Albert Einstein, dos hombres que en verdad cambiaron el mundo.
El año 2005 fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como Año Mundial de la Física, como un modo de recordar y celebrar el centenario del Annus Mirabilis –año milagroso– de Albert Einstein: 1905, llamado así porque fue en este año que publicó los cuatro artículos que eventualmente revolucionaron la física y modificaron nuestra visión del universo.
Pero 1905 no fue el primer “año milagroso” de la física, y Einstein tampoco fue el primer “iluminado” de esta disciplina.
Huyendo de la epidemia, al encuentro del cálculo diferencial
En 1666, Isaac Newton (1642-1727) se retira a su casa natal, Woolsthorpe, huyendo de un brote de peste bubónica –según Carl Sagan– que asolaba las grandes ciudades inglesas.
Permanecerá un año alejado de Cambridge, donde estaba estudiando, pero en ese lapso, con apenas 24 años, desarrolla el cálculo diferencial y realiza la primera formulación de la teoría de la gravitación universal.
Newton, además de físico y matemático, se interesó por la alquimia, la filosofía y la teología, y a semejanza de Einstein, se interesó y realizó descubrimientos claves sobre la naturaleza de la luz y de la óptica.
Pero con lo que hizo durante el año 1666 revolucionó las ciencias y nos brindó una perspectiva del universo que sólo cambiaría 250 años después, con la labor de un empleado de oficina que usaba su tiempo libre para cambiar el mundo.
Qué hacer con tu tiempo libre cuando eres Einstein
Albert Einstein sólo tenía dos años más que Newton, 26, en 1905. Trabajaba en una oficina de patentes en Berna (Suiza) y utilizó su tiempo libre para escribir y enviar a la revista científica alemana Annalen der Physik cuatro artículos que eventualmente causarían una revolución.
Carl Sagan nos cuenta:
“En el primero de ellos demostraba que la luz tiene al mismo tiempo propiedades corpusculares y propiedades ondulatorias, exponiendo por vez primera el desconcertante efecto fotoeléctrico, de acuerdo con el cual los sólidos estimulados por una radiación lumínica emiten electrones. En el segundo exploraba la naturaleza de las moléculas a través del estadístico ‘movimiento browniano’ que presentan las pequeñas partículas en suspensión. En los dos restantes introducía la teoría de la relatividad especial, explicitando por primera vez la famosa ecuación E = mc2, tan ampliamente citada como escasamente comprendida”.
Por el primer artículo le otorgarían el premio Nobel de Física en 1921, y por los cuatro sería luego reconocido como uno de los grandes genios de la humanidad, tal y como lo fue Isaac Newton el año que huyó de la peste, para sumergirse en su año milagroso.
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