¿Eres de lo que no puede evitar la tentación de comer queso siempre que puede? ¿Te gustan absolutamente todos los tipos de queso? ¡Puede que seas un quesohólico!
El queso, un alimento adictivo
La adicción al queso, ya sea suizo, manchego, roquefort, brie, cheddar, parmesano o gorgonzola, es muy similar a la que ocasiona el chocolate o el café.
Al igual que otros productos lácteos, el queso contiene una proteína llamada caseína, que al mezclarse con nuestros jugos gástricos, genera una reacción química que origina la casomorfina, una sustancia que pertenece a la familia de la morfina y de los opiáceos.
Es la casomorfina la culpable de la adicción al queso, al provocarnos una sensación de relax y bienestar, muy parecida a la que sentimos cuando liberamos endorfinas.
Pero, ¿Por qué si todos los lácteos contienen esa sustancia no nos volvemos adictos a la leche? Esto es debido a que el queso posee una concentración mucho mayor de estas proteínas ya que su proceso de elaboración se basa en la coagulación de la caseína de la leche para a continuación madurarla y secarla.
Hay que tener en cuenta que la casomorfina, es un componente que ingerimos desde nuestro nacimiento a través de la leche materna, generándonos bienestar y tranquilidad. De ahí, la costumbre universal de tomar un vaso de leche antes de dormir para conciliar el sueño.
Además, aunque la casomorfina es adictiva, su efecto es diez veces inferior al de la morfina.
La pizza con queso, la comida más adictivo
Un reciente estudio confeccionado por la Universidad de Michigan comparó la adicción al queso y a otros alimentos con los efectos que generan en el cuerpo determinadas drogas como el alcohol y el tabaco.
El estudio, publicado por U.S. National Library of Medicine, se ha basado en los presuntos efectos adictivos que ocasionan algunos alimentos y en qué sustancias los provocan.
Para ello, escogieron a 500 estudiantes para descubir cuál era el alimento más adictivo para ellos. ¿El resultado? La pizza con queso.
“Este estudio provee evidencias preliminares de que no todas las comidas están igualmente implicadas en un comportamiento adictivo de comidas, y que las comidas altamente procesadas podrían compartir características con el abuso de drogas”, explicaron.
De acuerdo con los especialistas, ansiamos comer queso por puro instinto de supervivencia al querer ingerir alimentos con grandes cantidades de grasa animal y, por supuesto, debido a los efectos de la casomorfina.
En todo caso, la clave sigue siendo mantener una dieta equlibrada y procurar no ingerir demasiada cantidad de ningún alimento, ni siquiera del queso, por mucho que lo deseemos.
Si eres un quesohólico, seguro que te gustará «los quesos más curiosos del mundo«.