B.T. tenía 20 años cuando perdió la vista debido a una lesión cerebral causada por un accidente traumático, y desde entonces debió apoyarse en un perro lazarillo que la acompañaba a todas partes. Sin embargo, la ceguera no era el mayor problema de esta mujer, pues mucho antes del accidente ya se le había diagnosticado un trastorno de identidad disociativo, mejor conocido como síndrome de personalidad múltiple, y que la llevaría trece años después al consultorio del médico psiquiatra alemán Bruno Waldvogel.
¿Un milagro? Es ciega pero una de sus diez personalidades sí puede ver
Este trastorno consiste en la existencia de dos o más identidades conviviendo en un solo individuo, cada una con percepciones y maneras independientes de interrelacionarse con el mundo exterior.
B.T., de ascendencia alemana, albergaba diez personalidades, entre ellas una que se comunicaba sólo en inglés –la paciente vivió varios años en un país de habla inglesa–, y otra que mezclaba ambos idiomas. Cada personalidad era completamente distinta, en edad, temperamento y a veces en género, pero esto no era lo más sorprendente.
En la cuarta sesión surgió una nueva identidad, un adolescente que podía ver.
La aparición de esta personalidad obligó a revisar el diagnóstico realizado años antes, que consideraba la ceguera como producto de una lesión cortical, y a considerar que se trataba de una “perturbación psicógena de la visión”. B. T. sufría de ceguera psicológica.
Usando técnicas hipnoterapéuticas, Waldgovel y otro psiquiatra, Hans Strasburger (del Instituto de Medicina Psicológica de Munich), lograron extender la visión a otras personalidades, pero no a todas.
Hay que destacar que la ceguera psicológica no es un fenómeno inusual, lo raro es que un mismo paciente la tenga en una personalidad y no la tenga en otra.
La ceguera psicológica no es aparente o “simulada”
Normalmente la visión funciona de esta manera: el nervio óptico capta la información y la envía al centro del cerebro, y de allí viaja a la parte posterior del mismo, a la corteza visual.
Colocándole electrodos a B.T., los médicos pudieron determinar que la información se bloqueaba en el centro del cerebro, no seguía su camino, y por eso se producía la ceguera. Pero en las personalidades que sí podían ver el proceso se realizaba por completo.
El doctor Strasburger afirma que este caso “muestra cómo el cerebro es capaz de bloquear información y también revela que hay una base biológica en los trastornos visuales psicógenos y de personalidad múltiple».
También apunta a que la personalidad, lo que somos o creemos ser, en parte podría ser determinado por nuestra biología cerebral. ¿Puedes imaginar a qué conclusiones sobre la naturaleza humana podrán llevar los futuros estudios en esta dirección?
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