No es un chiste, se trata de una historia que involucra: gusanos, un surafricano premio Nobel, una investigadora española, una institución británica y dos neuronas.

El extraño caso de las 2 neuronas masculinas

Nuestra historia comienza durante los años sesenta del siglo pasado, cuando un investigador surafricano, Sidney Brenner, descubrió las ventajas de utilizar un gusanito de un milímetro de largo, un nematodo llamado Caenorhabditis elegans, para realizar estudios sobre genética del desarrollo, que varias décadas y descubrimientos después fueron recompensados con un premio Nobel.

Los C. elegans se han incorporado al exclusivo club de animales de laboratorio gracias a varias características que los hacen perfectos para estudios de diferentes clases: es un gusanito fácil de reproducir y mantener, su ciclo de vida es ventajosamente corto, es uno de los organismos multicelulares sencillos con sistemas nervioso y digestivo bien definidos, y además es transparente, lo que facilita el estudio. Cuenta con poco más de tres centenares de neuronas relativamente fáciles de manipular, por lo que ha sido utilizado en investigación neurológica.

gusano

La investigadora española Arantza Barrios, del University College de Londres, lidera una investigación con este gusanito, en el que han descubierto un fenómeno que involucra dos neuronas y un cambio en la conducta del nematodo debido a la sexualidad.

El C. elegans posee dos sexos: macho y hermafrodita (hembras modificadas que poseen su propio esperma y no necesitan sexo para reproducirse). El experimento consistió en enseñar a los gusanos a asociar sitios con sal con ausencia de alimento, de modo que cuando los gusanos perciben la presencia de sal evitan el lugar.

Sin embargo, cuando había parejas sexuales en este ambiente el macho permanecía en el lugar, mientras el hermafrodita se retiraba. El impulso sexual hacía que se arriesgasen a morir de hambre.

En la investigación se descubrió que esta conducta se debía a dos neuronas modificadas que impulsaban al gusanito a buscar actividad sexual, y cuando estas neuronas eran extirpadas con láser el nematodo macho se conducía como el hermafrodita, retirándose del área con sal.

Como lo señala la doctora Barrios:

“Las áreas del cerebro involucradas en el aprendizaje muestran diferencias sexuales en muchos animales, incluidos los humanos, pero no está claro cómo estas diferencias afectan al comportamiento. Hemos demostrado cómo las diferencias genéticas y de desarrollo entre los dos sexos conducen a cambios estructurales en el cerebro de los gusanos macho durante la maduración sexual. Estos cambios hacen que los cerebros masculinos funcionen de manera diferente, permitiéndoles recordar los encuentros sexuales anteriores y dar prioridad al sexo en el futuro”.

El coautor de esta investigación, Richard Poole, mostró gran contento cuando se descubrió que las células gliales que originan las neuronas masculinas estaban completamente diferenciadas, algo muy difícil de abordar en los organismos superiores hasta el momento. De acuerdo con esto, el científico piensa que de ahora en adelante se puede aprovechar este sistema para entender cómo estas células gliales –totalmente diferenciadas– entran de nuevo en el ciclo celular generando neuronas.

Las implicaciones de este descubrimiento van más allá del sexo, y en el futuro podría derivar en aplicaciones terapéuticas en torno al envejecimiento y a la regeneración celular del sistema nervioso.

Definitivamente, la naturaleza es la madre de las supercuriosidades, ¿no te parece?, y por ello te invitamos a leer sobre la telaraña, una maravilla de la naturaleza.