Quizá ofenda a algunos esta información. Gandhi, el más famoso pacifista del siglo XX, nominado varias veces al premio Nobel de la paz, tuvo otras facetas en su vida.
La cara menos conocida y más escandalosa de Gandhi
Aunque Mohandas Gandhi fue un líder indiscutido en la independencia de la India, no es menos cierto que algunos aspectos de su vida privada son bastante perturbadores.
En 2010, el escritor inglés Jad Adams escribió un polémico libro, una biografía del gran propulsor de la paz titulado Gandhi: ambición desnuda, en el que revela datos que nos obligan a replantearnos a esta figura pública. Es verdad que todos tenemos derecho a nuestra vida privada, y él ciertamente no mantuvo en secreto algunas prácticas que hoy consideraríamos moralmente discutibles.
En palabras del autor, el libro es «un retrato del hombre detrás del Mahatma» (título que le dio Rabindranath Tagore y que significa “gran alma”), y no pretende ser un ataque o encubrir hechos sino más bien presentarlo como el ser humano que fue, con sus virtudes y sus defectos.
Pero ¿qué información sobre Gandhi es tan polémica como para hacer tambalear su imagen pública?
Aparte del hecho de que no dejó que asistieran a su esposa Kasturba en su lecho de muerte (un infarto al corazón al que, de haber recibido atención, hubiera sobrevivido), pues no creía en los médicos y pensaba que el cuerpo mismo era quien se curaba, esta nueva biografía aporta información sobre sus curiosos –por decir lo menos– experimentos sexuales.
El libro cuenta cómo a los trece años se casa con Kasturba, un año mayor, y comienzan a tener una vida sexual normal (podemos imaginar que muy intensa, pues las hormonas a esa edad están bastante alborotadas); transcurren dos años, al cabo de los cuales el padre de Gandhi enferma y él se dedica a cuidarlo. Pero en su agonía, el adolescente lo dejó un momento para tener relaciones íntimas con Kasturba y al volver a su lado, ya había muerto.
Esto lo hizo sentir culpable por el resto de sus días, y a partir de allí empieza poco a poco a rechazar el sexo y a formar toda una filosofía de vida, en la que la alimentación, la salud y la sexualidad están ligadas inexorablemente.
Para él, no eyacular otorga al hombre un “poder indestructible”, y así, a los 38 años, se dedica a la brahmacharya, que es la práctica del celibato con vistas a formarse como un ser humano fuerte, de espíritu poderoso.
Los votos de pobreza no eran un problema para él, pero sí el sexo. Para probar su fuerza de voluntad se sometía a extrañas pruebas, que tal vez nuestros ojos occidentales no aprobarían: hacía que niños y niñas se bañaran juntos y durmieran desnudos, con él.
Para ser justos, nada de esto era secreto; Gandhi escribió profusamente sobre sexo, y hubo muchos testigos, pero todo este material fue distorsionado o suprimido después de su muerte, durante el proceso de elevarlo a “Padre de la Nación”. Los indios lo llaman Batu.
Estos “experimentos” eran aceptados voluntariamente por las mujeres. Al acceder a participar, se les prohibía dormir con sus maridos (si eran casadas), y, según las cartas que el propio Gandhi escribió, debían desvestirse delante de él y dormir desnudas a su lado. Todo dentro de la más estricta castidad, es decir, no había ningún contacto sexual. Esto nos permite suponer que para ellas, esta participación significaba algo más que dormir junto a él.
Claro que tal comportamiento no formaba parte de la brahmacharya tradicionalmente aceptada, era más bien su propio concepto reinventado de un monje brahmachari:
“Aquel que no tiene ninguna intención lujuriosa que, por la asistencia constante a Dios, se ha convertido en una prueba contra las emisiones conscientes o inconscientes, que es capaz de reposar desnudo con mujeres desnudas y hermosas, sin ser en modo alguno sexualmente excitado, que está haciendo todos los días un progreso constante hacia Dios y cuyos actos se hacen en cumplimiento de ese fin y de ningún otro”.
Podría interpretarse que, siempre y cuando no hubiese “intención lujuriosa”, podía hacer lo que quisiera. Así, redefinió el concepto de castidad para adaptarlo a sus muy personales prácticas.
Adams en su libro cuenta cómo algunos integrantes de su equipo renunciaron mientras era criticado por miembros de la familia y líderes políticos, entre ellos el Primer Ministro de la India, Jawaharlal Nehru. Incluso dos de los redactores de su periódico se negaron a imprimir secciones de sus sermones en donde Gandhi hablaba de sus “arreglos para dormir”.
Un año antes de su muerte (cuando contaba 77), dormía junto a Manu y Abha, ambas de 18 años, y junto a ellas murió en 1948. Sin embargo, y a pesar de que su nieta Manu principalmente estuvo junto a Gandhi sus últimos años, miembros de la familia la «retiraron de la escena», de modo que no apareciese por ningún lado. Incluso Gandhi le había pedido a ella que escribiera su experiencia de compartir la cama con él, pero los protectores de su imagen como gran líder eliminaron este elemento. Su propio hijo, Devdas, el padre de Manu, la condujo a la estación de Delhi y la instruyó expresamente en que guardase silencio sobre toda esa faceta sexual de Gandhi.
Por otra parte, Sushila Nayar, quien fue su doctora personal y hermana de su secretaria, estuvo con Gandhi desde que era pequeña, y al ser interrogada en 1970 contestó que aquellos experimentos brahmacharya fueron una respuesta a las críticas que recibía Gandhi por semejante comportamiento.
“Mucho más tarde, cuando la gente comenzó a preguntarse sobre el contacto físico con las mujeres –Manu, Abha, yo–, desarrolló la idea de los experimentos brahmacharya; antes, no solía llamar a estas prácticas brahmacharya”.
Gandhi vivió como quiso, y sólo al ser cuestionado convirtió sus gustos en un sistema cósmico de recompensas y beneficios. Tal como otros grandes hombres, Gandhi hizo sus propias reglas.
Sin embargo, esta cara menos conocida de su personalidad da una imagen más completa y más cercana a un hombre terrenal. Su trato con niñas y jóvenes despertó los sistemas de alarmas, y tal vez hoy en día sería considerado pedófilo. ¿Qué opinas tú?
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