¿Qué sabes del Monasterio de Shaolin, aparte de que está vinculado a las artes marciales chinas? Las películas de Bruce Lee, las de animación como Kung Fu Panda, viejas series como Kung Fu, con David Carradine o animes como Duelo Xiaolin, han contribuido a la propagación de la doctrina budista en Occidente, aunque el templo más famoso en este lado del mundo se conoce sobre todo por el arte marcial o Shaolin Chuan.
Está situado en la provincia de Henán, y aquí se desarrolló una práctica sincrética entre los principios de la no violencia budista y un sistema de lucha que incluye el uso de armas, golpes de puños, patadas e imitación de animales. ¿Quieres aprender otras cosas?
7 datos sobre Shaolin que ignorabas
1. Los monjes Shaolin fueron la inspiración para la saga de Star Wars
Tal y como lo expresó el propio George Lucas, estos monjes fueron una de las principales inspiraciones para la creación de los caballeros Jedi. El legendario concepto de la “Fuerza” que respira dentro de cada ser viviente es equiparable al “chi”, la energía vital. Los monjes atribuían la capacidad y la destreza física a su propia habilidad para controlar y manejar el chi, y los combates con las espadas luminosas son muy parecidos a las técnicas acrobáticas utilizadas por los monjes al manipular sus espadas personales.
Hasta el pacifismo Jedi (esto es, sólo utilizar la Fuerza en ocasiones estrictamente necesarias), la renuncia a los placeres terrenales y el desapego emocional reflejan las creencias budistas Shaolin.
Y la historia de la Orden Jedi se parece a la del templo de Shaolin, pues así como el emperador Qing mandó a destruir el templo y a matar a todos sus habitantes, incluidos los niños, también Palpatine ordenó a Anakin Skywalker (el futuro Darth Vader) atacar el templo Jedi.
2. Shaolin fue fundado por un hindú
Si bien el monasterio de Shaolin, junto a su bosque de pagodas, es uno de los monumentos más importantes de la tradición de China, su fundador fue un monje errante budista de la India.
Buddhabhadra (o Batuo), que así se llamaba, llegó al Imperio Wei del Norte aproximadamente en el 464 d.C. para predicar y expandir el budismo; y en 495 el emperador Xiao Wen hizo construir un gran templo, Shaolin, siendo Batuo el primer abad.
Los registros históricos de aquel periodo no son precisos, pero parece ser que el monasterio fue utilizado sobre todo como un centro de traducción de textos budistas al chino.
Batuo pertenecía a la escuela hinayana budista, que aparentemente era muy difícil de seguir incluso para los monjes maestros, y por ello el monasterio se mantuvo relativamente pequeño; hasta que tiempo después, otro monje venido de la India, Bodhidharma, implantó el zen, cuya práctica siguen hasta hoy los monjes Shaolin.
3. El Kung Fu es anterior al templo de Shaolin
Es conocido el dicho chino de que “todas las artes marciales bajo el cielo salieron de Shaolin”, pero no es históricamente exacto. Antes de la fundación del templo ya se practicaba el kung fu, y se conoce una fuente, los Anales de Primavera y Otoño, cuyos orígenes están entre el 800 y el 500 a.C., en donde se señalan las técnicas “duras” y “blandas” de las artes marciales, división de la filosofía del kung fu que permanece hasta nuestros días.
De hecho, fue durante la dinastía Ming (1368-1644) que las enseñanzas Shaolin se asociaron a la excelencia de las artes marciales.
4. Shaolin no es la única orden de monjes guerreros
Claro que no. Incluso tampoco fue el primer monasterio en albergar a este tipo de monjes. Como comentamos al comienzo, Shaolin fue en sus primeros tiempos un centro de aprendizaje y traducción.
Según la leyenda, al llegar Bodhidharma –entre los siglos V o VI d.C.– fue que los monjes comenzaron a practicar las técnicas de combate, aunque los registros reales e históricos marcan el inicio de las artes marciales de Shaolin en el siglo XIV.
En otras latitudes como Japón, la India, el Tíbet o Corea, han abundado las órdenes religiosas de monjes guerreros practicantes de artes marciales, y mucho antes de establecerse el monasterio Shaolin.
5. Otro origen del té
Por ser una de las bebidas más importantes de China y del mundo entero, no es extraño que haya más de una leyenda sobre su origen. Cuentan que Bodhidharma, luego de viajar por toda China, finalmente llegó a Shaolin, donde decidió quedarse. Se acomodó en una cueva cercana en donde meditaba tan profundamente que pasó 9 años sin comer ni beber, con sus ojos bien abiertos y su espalda apoyada en la pared.
Muchos años después de eso, quiso volver a repetirlo pero en esta ocasión se quedó dormido mientras meditaba. Enojado por su falta de disciplina, se cortó sus propios párpados para no volver a sucumbir al sueño, pero en donde cayó la piel brotó una planta (el té) cuyas hojas tenían la capacidad de ayudar a mantenerse despierto. Por eso dicen que las hojas secas de té se ven como párpados marchitos.
6. La Jieba
Si eres fan de las películas de kung fu habrás notado que los monjes a menudo lucen 9 puntos en su frente, dispuestos en tres filas; es lo que se conoce como Jieba, que es una marca sagrada puesta en la frente por el maestro como señal de que la formación del aprendiz está completa.
Esto tiene una gran importancia pues cada punto corresponde a una de las reglas fundamentales de conducta que deben seguir todos los monjes. Esta práctica fue prohibida en China.
Apenas en 2007 el gobierno chino promulgó un levantamiento parcial de la prohibición, lo que permitiría revivir esta antigua tradición.
7. Shaolin y la carne
Los monjes de Shaolin practican el vegetarianismo. También tienen un deva, una especie de dios o “santo patrón” a quien los monjes veneran, Bodhisattva Vajrapani. Es lógico suponer el papel de este deva en leyendas de todo tipo, hasta las más extrañas, como ésta que te contamos.
Hubo un monje que era molestado continuamente por los otros; cansado de esta situación, Sengchou acudió a un templo donde se erigía una gran estatua de Vajrapani, y oró de pie durante seis días y seis noches, sin importarle el hambre o la sed. A la sexta noche, el deva apareció.
Con una gran voz le preguntó si en verdad estaba determinado a ser más fuerte, y Sengchou afirmó que sí; entonces el deva materializó un gran plato de carne y obligó, bajo amenaza, al horrorizado monje a comerlo quien, finalmente, lo hizo lo más rápido que pudo.
Pero ya de vuelta, y al ser intimidado otra vez, Sengchou mostró habilidades extraordinarias de combate y una gran fuerza física. De más está decir que derrotó a sus agresores y nunca más lo atacaron. Este relato es verdaderamente extraño, ¿acaso significa alguna postura en pro de consumir carnes? Lo cierto es que también ocurrió en Shaolin.
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