En los últimos tiempos se ha hablado mucho sobre la cantidad de mercurio en el pescado, y de lo tóxico que podría resultar para la salud, sobre todo para los niños pequeños y las mujeres embarazadas o lactantes.
Es cierto que algunos pescados contienen metales pesados, pero ¿cuánto hay que comer para que sea verdaderamente un peligro? Continúa leyendo para enterarte.
¿Hasta qué punto debe preocuparte el mercurio en el pescado?
El mercurio es un metal pesado que se encuentra en la naturaleza y puede transferirse al medio ambiente a través de la contaminación industrial; así, cae del aire y se deposita en corrientes de agua –ríos, océanos–, convirtiéndose en mercurio metílico en el agua. En los ríos donde se hace minería de oro se utiliza mercurio, que sirve para separar el oro del resto de los materiales; generalmente se quema el mercurio y al evaporarse se precipita en las aguas, contaminándolas.
Cuando los peces y mariscos comen en estas aguas contaminadas, el mercurio se acumula en sus cuerpos, a lo largo de toda su vida. Los efectos de este metal sobre el sistema nervioso han indicado una posible relación con el autismo, aunque no hay nada concluyente.
Entonces, ¿qué hacer? A juicio de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés), lo más recomendable para las mujeres embarazadas y niños pequeños es comer dos raciones de 170 gr por semana. Y pescado bajo en mercurio.
Porque hay unas especies que absorben más que otras el líquido metal: los peces más grandes, como el tiburón, el atún, el pez espada o la caballa, o los bagres de agua dulce, son los que más acumulan mercurio. En cambio el salmón, el bacalao, los camarones o el atún enlatado tienen niveles más bajos.
Por otro lado, tus genes pueden ayudarte cuando hay mercurio en el pescado. Los genetistas piensan que hay personas que lo pueden expulsar de su organismo más eficientemente que otras, como los físicoculturistas o deportistas de alto rendimiento, que pueden comer todo el atún que quieran sin preocuparse.
El efecto del mercurio en el pescado se acumula en el torrente sanguíneo de quien come estas especies, y puede causar problemas de comportamiento, de aprendizaje o de memoria.
Pero como no solemos hacernos pruebas genéticas, lo mejor es tener moderación con el consumo de estos pescados, o evitarlos si es posible, sobre todo las embarazadas y los niños muy pequeños; en cuanto a los otros tipos de pescado y mariscos, los que tienen bajos niveles de mercurio, una buena opción es comerlos dos veces por semana.
Si te gusta mucho el pescado y tu dieta lo incluye en abundancia, mantén el equilibrio comiendo un poco menos a la semana siguiente, y así no te verás afectado. Come bien, haz ejercicio, toma una copa de vez en cuando y disfruta de la vida mientras lees esta información sobre el movimiento slow…