Si viajas a Italia y visitas la ciudad de Orvieto, a buen seguro visitarás su imponente catedral. En su interior existe una capilla singular, una de las obras cumbre del renacimiento italiano: la capilla de San Bricio. En ella destaca especialmente una obra; La predicación del Anticristo de Luca Signorelli. Se cree que Miguel Angel se inspiró en esta obra para realizar los frescos del Juicio Final de la Capilla Sixtina. Como muchas obras de este período, nos dan mensajes que a simple vista no somos capaces de reconocer, veamos algunos símbolos ocultos en La predicación del Anticristo de Signorelli.
Símbolos ocultos en La predicación del Anticristo de Signorelli
La predicación del Anticristo, junto con toda la decoración de la capilla de San Bricio, fue pintada entre 1499 y 1504. San Juan es el que introduce en sus epístolas y en el Apocalipsis la figura del «anticristo» y Luca Signorelli se inspira en él para su fresco. Lo que a simple vista parece un sermón de Jesús, es una escena completamente diferente: es el anticristo el que predica. A su alrededor se van tejiendo diferentes escenas de muerte, falsos milagros y ejecuciones. Parece que el diablo va a vencer, cuando, a la izquierda, vemos al arcángel San Miguel.
En este fragmento el arcángel San Miguel vence al anticristo. Lo hace con rayos de color rojo, no dorado, estos simbolizan el color del fuego y de la sangre. Los rayos matan al falso profeta y a todos sus seguidores.
Signorelli pintó al anticristo como una figura muy semejante a Jesucristo, pero tiene dos características físicas que nos hacen ver que es en realidad el diablo. Los rizos a ambos lados de la frente, que simbolizan los cuernos, y las orejas puntiagudas, propias de la bestia.
En esta escena, el diablo susurra al oído del anticristo lo que debe decir y si observas el brazo del anticristo, es el mismo que el del diablo. Es una clara alusión a que es una marioneta y que en sus palabras y sus gestos está oculto el mal.
El anticristo predica desde un pedestal, y al pie de este hay numerosos tesoros entregados por sus seguidores, que aparecen a su alrededor escuchándolo. Entre estos seguidores, a la izquierda se ve una mujer, una prostituta según los expertos, que está recibiendo dinero de un viejo mercader. Entre el grupo que escucha al predicador títere, Vasari reconoce a varios personajes de la época como Cesar Borgia (a la izquierda con pelo largo, barba rubia y un gorro), el pintor Pinturiccio y otros nobles y religiosos importantes del momento relacionados con la caída de Savonarola.
En el lateral izquierdo, esperando el aplauso del público, encontramos dos figuras de negro, en primer plano el propio Luca Signorelli y detrás de él, Fra Angélico, inspirador de la capilla de San Bricio.
Si os gustan los artículos sobre arte, quizá querríais leer 4 pinturas famosas con mensajes escondidos.