Normalmente las picaduras de las pulgas simplemente ocasionan ligeras molestias en forma de erupciones debido a la alergia que la mayoría de humanos tenemos a su saliva. Sin embargo, la picada es potencialmente peligrosa ya que la pulga puede trasmitir una serie de enfermedades como el tifus o la que fue una de las grandes pandemias de la antigüedad: la peste negra. En Supercurioso hemos indagado para averiguar cómo la pulga contagia la peste negra y qué tiene que ver la rata en todo el asunto. ¡Acompáñanos!
La pulga de la Peste Negra
Entre los años 1346 y 1353, un terrible enfermedad azotó Asia occidental, Oriente Medio, el norte de África y toda Europa, causando una gran reducción en la población mundial. Los estragos que provocó la Peste Negra fueron tales, que valieron al parecer, para darle la fama eterna de haber sido el mayor desastre demográfico jamás sufrido en la historia de la humanidad. ¿Quién en esa época pensaría que lo que originó tal pandemia fue un animal diminuto? Exactamente, te estamos hablando de la pulga de la Peste Negra.
Esta enfermedad es causada por una bacteria llamada Yersinia pestis, un cocobacilo de tinción que posee una toxina que actúa sobre el miocardio y las células hepáticas. En la actualidad sabemos que pasa de los roedores, en especial de la rata negra o rattus rattus, a los seres humanos. Las ratas negras eran muy comunes en las casas, molinos o graneros durante muchas épocas de la historia de la humanidad. Entre un mamífero y otro, la encargada de llevar la bacteria es la pulga de la peste negra. Hay que tener en cuenta que, en algunos casos, también se trasmite de humano a humano por la misma vía: la pulga.
Debemos aclarar que, en esa época las personas no sabían nada sobre bacterias, virus y demás agentes patógenos que pudieran ser trasmisores de alguna enfermedad, en este caso, la peste negra. La gran mayoría creía que la enfermedad era un castigo de Dios por los pecados cometidos. Los pocos médicos y demás eruditos de la medicina clásica griega, atribuían la peste negra a «miasmas», es decir, una contaminación del aire por vapores nocivos que contenían sustancias venenosas.
¿Cómo se trasmite la Peste Negra?
Ahora bien, la pulga de la peste negra para reproducirse necesita de la sangre de los mamíferos a los que pica y en los que luego deposita sus huevos. Al picar a un roedor infectado con yersinia pestis, la bacteria entra y queda depositada en el estómago de la pulga. Tras esto, en un proceso que dura aproximadamente catorce días, bloquea el estómago de su huésped. Cuando la pulga intenta alimentarse no consigue hacerlo debido a este bloqueo y tras varios intentos de morder y alimentarse, regurgita el contenido del estómago en el torrente sanguíneo de su huésped. Éste queda contagiado.
Cuando la yersinia pestis se instala en el estómago de la pulga de la peste negra, necesita una temperatura que esté por debajo de los 27’5ºC para propagarse. Cuando se dan estas condiciones la bacteria libera una enzima que acelera la expansión en el estómago del huésped. Las temperaturas frescas favorecen la expansión de la enfermedad. Los cambios climáticos sufridos en Europa durante siglos parecen coincidir con la expansión de la peste negra.
La primera pandemia, en el siglo VI, coincide con un cambio climático que afectó especialmente al norte de áfrica, y el inicio de la segunda, en el siglo XIV, lo hace con la llamada Pequeña Edad de Hielo que afectó a Europa desde ese siglo hasta el XIX.
El descubrimiento de la pulga
La tarea de descubrir cuál era el origen de la peste negra inició en Hong Kong en 1894, sobre las bases de una revolución médica. Los gobiernos de Japón y Francia enviaron a Hong Kong dos destacados bacteriólogos: S. Kitasato y A. Yersin. Este último fue el que le dio nombre a la que posteriormente se denominaría Yarsina pestis. Ambos llegaron a trabajar en hospitales donde se registraban casos de Peste Negra. En pocas semanas, identificaron en la sangre y tejidos de los enfermos el mismo tipo de bacteria, misma que era encontrada en las ratas negras y por consiguiente en la pulga de la peste negra.
El descubrimiento de la pulga de la rata negra, logró dar paso a nuevas investigaciones y conocimientos sobre los mecanismos de propagación y transmisión de la peste negra. Los bacteriólogos extrajeron una importantísima conclusión, la función de las ratas en la peste epidémica es ser el principal vehículo transmisor, años más tarde se descubriría que realmente eran las pulgas de la rata negra, las que se encargaban de infectar a los seres humanos.
Existen dos tipos principales de pulgas: las pulgas de la piel, que viajan con sus huéspedes, y las pulgas de nido, que viven en los nidos del animal huésped. La pulga que parasita normalmente la rata negra (Xenopsylla cheopis) es la típica pulga de la piel. Esto significa que está habituada y adaptada a viajar con huéspedes y, por tanto, se desplaza también con facilidad en la ropa de los seres humanos. Así que la designada pulga de la peste negra es también conocida como pulga de la piel.
Todos los mamíferos en general pueden contraer esta enfermedad si los ha picado la pulga de la peste negra, pero la mayoría de los roedores, los gatos y los humanos son más susceptibles de hacerlo que otros, como por ejemplo los perros, que son mucho más resistentes a ella. La peste tiene tres variantes; la primaria, a la que era posible sobrevivir, en la que los ganglios linfáticos se inflaman y por ello recibe el nombre de bubónica.
La septicémica, en la que la enfermedad estaba concentrada en la sangre y producía manchas oscuras por todo el cuerpo (de ahí el nombre de peste negra) y la última, la peste neumónica, que al afectar las vías respiratorias provocaba toses y expectoraciones que podían dar lugar a contagio entre humanos por el aire. A estas dos últimas variantes no sobrevivía nadie.
Si bien las pandemias han sido frecuentes en la historia de la humanidad, un claro ejemplo es el Coronavirus y el no saber qué pasará después de la pandemia, es importante reconocer que la ciencia siempre ha podido dar solución a los problemas que afrontamos como humanidad, y como no todo es malo, también hubieron inesperados beneficios de la Peste Negra.
Si quieres seguir leyendo sobre ciencia, te recomendamos una nueva edad de hielo, la predicción científica que están haciendo para el 2030. Cuéntanos ¿crees en la letalidad de la pulga de la peste negra?, ¿cómo crees que afrontaríamos una nueva epidemia de la pulga de la rata negra? ¡Te leemos!