Junto con las arañas y los roedores, es uno de los tres animales que más miedo y repulsión causan en los seres humanos, posiblemente debido a una rivalidad incluso anterior a la aparición del homo sapiens, y que se remonta a encuentros desagradables entre las ramas de los árboles. Sí, estamos hablando de las serpientes, y en este caso particular de un ser humano, el hombre serpiente, que era inmune a las mordidas de las peores víboras, pero no al paso del tiempo.
El hombre serpiente, mordido 173 veces llegó a los 100 años
William E. “Bill” Haast nació en Paterson, Nueva Jersey, en 1910 y desde niño trabajó extrayendo veneno de serpientes venenosas. En 1947 estableció un serpentario en Miami, Florida, donde continuó extrayendo veneno frente a un público que pagaba por verlo exponerse a las mordeduras. Y tuvieron muchas oportunidades de presenciarlo, pues Bill asegura haber manipulado unos tres millones de serpientes a lo largo de su vida, recibiendo 173 mordidas, de las cuales una veintena pudo haber tenido un desenlace mortal.
La primera fue a los doce años, siendo boy scout y desde entonces su curiosidad por ellas, por el veneno y por sus propiedades medicinales, no cesó. Muy joven se trasladó a Florida, trabajó en los pantanos con un contrabandista y siguió coleccionando serpientes.
Su labor “ordeñando” culebras para elaborar antiofídicos se convirtió en un modo rentable de sustento, y es lógico que así sea, si consideramos que un gramo de veneno liofilizado (cristalizado) puede llegar a valer 5.000 dólares.
Aparte del veneno inoculado por los ataques, Haast continuó inoculándose diariamente y por casi 70 años una dosis de una mezcla de venenos de distintas especies de ofidios, creando así inmunidad al veneno, y haciendo de su sangre una especie de antiofídico viviente que de hecho sirvió para salvar 21 vidas. Otro efecto de esta inmunidad a los venenos parece haber sido el de una excelente salud, que lo llevó a vivir poco más de 100 años (murió en 2011).
Durante años, y en asociación con un médico de Miami, promovió el uso del veneno de serpientes para el tratamiento de la esclerosis múltiple, llegando a tratar a unos 6.000 pacientes. Y aunque su medicamento fue rechazado por el gobierno estadounidense, dio pie para otras investigaciones con los componentes de estos venenos, que se están usando experimentalmente para tratar enfermedades como el Alzheimer y ciertos tipos de cáncer.
“Snake man”, el “hombre serpiente”, casi perdió el uso de una de las manos debido a las mordidas, y la esposa debió amputarle un dedo con una podadora de jardín después de otro “accidente”. Sin embargo, gozó de buena salud y hoy en día ostenta el récord, con las 173 mordidas, de ser el ser humano que ha sobrevivido al mayor número de ataques de serpientes venenosas. ¡Increíble! Te dejamos este vídeo del hombre serpiente:
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Imágenes: Victoria