La historia cuenta con momentos tremendamente curiosos, especialmente en los cargos y nombramientos en el entorno de las casas reales. En Supercurioso hemos visto títulos como El guardián del ano del faraón o El novio del cagadero real. En esta ocasión les toca a los Reyes Católicos, ya que nombraron al Putero Mayor ¿Para qué?
Los Reyes Católicos nombraron al Putero Mayor. ¿Para qué?
Hasta nuestros días ha llegado la expresión Putero Mayor del Reino, empleada como un insulto o comentario peyorativo, especialmente dirigido a aquellos famosos o políticos cuya promiscua vida sexual es conocida por toda la población. Sin embargo, existió realmente como un cargo oficial nombrado durante el reinado de los Reyes Católicos.
Una vez finalizada la conquista del Reino de Granada, los Reyes Católicos se vieron en la necesidad de crear figuras administrativas que dirigiesen de manera similar los destinos de los súbditos de sus reinos. Una de los temas en los que era urgente dictara normas y hacerlas cumplir era la prostitución. La prostitución era considerada un mal menor, un pecado necesario que libraba a las mujeres honradas de atenciones no deseadas. Aún así, era necesaria una regulación.
Los Reyes Católicos crearon la figura del Putero Mayor, que administraba el negocio de una zona amplia de territorio. Existió también la de los Puteros Menores, que eran los encargados de una casa de mancebía concreta. Concentraron sus esfuerzos, en primer lugar, en regular el comercio carnal de los territorios más recientemente conquistados. El Putero Mayor del que se tienen más datos es el de Málaga. Esta ciudad ya tenía cuando estaba en manos de los árabes una gran cantidad de casas de prostitución, pues era un importante centro comercial y de paso. El cargo de Putero Mayor representaba una gran entrada de dinero ya que se encargaba de cobrar el diezmo que pagaban las prostitutas, además de dictar normas a su antojo.
El de Málaga, llamado Alonso Yáñez Fajardo, para aumentar sus ingresos cobraba por las habitaciones de las mujeres y por sus comidas. Este individuo se granjeó el odio tanto de las prostitutas como de los ciudadanos de Málaga. A las primeras las explotaba sin piedad y los segundos estaban indignados, ya que incumplía sus propias normativas al permitir, entre otras cosas, la apertura de negocios de prostitución cerca de las iglesias y en unas condiciones de inhabitabilidad total. El cabildo de Málaga tuvo que tomar cartas en el asunto y establecer unos mínimos para regular el lugar de trabajo de las mujeres.
Otra de las curiosidades del cargo de Putero Mayor es que era hereditario y a la muerte de Alonso Yáñez, por ejemplo, lo heredó su hijo Diego.
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