El Sáhara es el desierto más extenso y emblemático de nuestro planeta. De serenas y tórridas dunas, el clima es aquí poco más que un horno a máxima potencia. Nueve millones de kilómetros cuadrados en el continente africano, donde los vientos son alientos de ardiente tibieza… ¿Cómo llegar entonces a creer que aquí se extendían frondosos bosques llenos de vegetación, ríos y un mar donde las antiguas tribus se reunían para nadar y pescar? A continuación, te lo contamos en Supercurioso.
Cuando el Sahara era el Caribe del continente Africano
Lászlo Almásy es el nombre del explorador que por primera vez vio la cueva de la meseta de Gif Kebir, y también quien la bautizó como «la cueva de los nadadores». Un lugar donde se encontraban impresionantes muros de roca milenaria con una serie de pinturas que representaban a hombres nadando.
Existen numerosas evidencias arqueológicas que hacen referencia a este mar que se abría en la parte oriental del Sahara, donde hace 10.000 años algún artista representó a su pueblo disfrutando de la playa y del mar. El Sahara debía ser entonces como el Caribe que todos tenemos en nuestras mentes, el paraíso por excelencia donde poder relajarnos y disfrutar de su idílico escenario. Pero, ¿qué ocurrió? ¿Qué ocurrió en esta zona verde, húmeda y paradisíaco para terminar convirtiéndose en el interminable desierto que es ahora?
El cambio climático: causa del cambio en el Sahara
La respuesta es un concepto clave bien conocido por todos nosotros: el cambio climático (puedes reflexionar sobre el mismo y sus consecuencias en este artículo de frases sobre el cambio climático). Y es que, tal como puede ocurrir en cualquier momento de nuestro presente, el eje de rotación de la Tierra cambió por completo, lo que tuvo como consecuencia una variación tan drástica que ocasionó el cambio radical de todo el ecosistema de la zona.
El mar retrocedió, llegó la sequía, la falta de alimentos, la migración de animales y, con ello, también la de los pueblos, que por aquel entonces estaban asentados cerca del mar de la parte oriental del Sahara. En este contexto, quedaron atrás las maravillosas escenas que mostraban las pinturas rupestres, representando a los pueblos asentados alrededor de los ríos. Gentes que cazaban animales con arcos, que recolectaban granos y semillas, que pescaban, que pastoreaban… Un cuadro excepcional que se complementaba con la exuberante presencia de jirafas, búfalos, antílopes y gacelas. Restos que aún hoy en día siguen encontrándose en numerosos yacimientos arqueológicos, como puede ser el desierto de Nubia.
El nacimiento de una nueva civilización
Son muchos los arqueólogos e historiadores que afirman que la migración forzada de la población fue el origen de la civilización egipcia. De hecho, cuando abandonaron esta zona, los pueblos ya habían adquirido unos conocimientos excepcionales en astronomía, como lo atestigua por ejemplo una de las construcciones más antiguas que se encuentran en la zona (Nabta Playa).
Se trata de un círculo de piedras –un crómlech- que viene a representar ni más ni menos que un primitivo observatorio astrológico. Un pueblo que en vista del radical cambio climático de la zona donde vivían, decidieron desplazarse a otro escenario, originando así una nueva civilización que tuvo que adaptarse a un clima mucho más árido, mucho más seco y satinado por serenas dunas ardientes de plata…
Esperamos que te haya resultado interesante conocer el pasado del Sahara. Como siempre, te animamos a que nos dejes todas tus impresiones en la sección de comentarios. ¿Sabías ya que el Sahara no siempre había sido un desierto? ¿Y que los efectos del cambio climático en la zona habían suscitado el nacimiento de una nueva civilización? ¡Te leeremos con muchísimo interés!