La del «autoestopista fantasma» es una de las leyendas urbanas más populares. En casi todos los países se explican hechos similares que ocurren en tramos de carretera poco transitados, con curvas peligrosas o muy estrechas. Estas historias no son nuevas, en siglos pasados se explicaban también. La protagonista solía ser una joven, en un día lluvioso, que se subía en un carruaje o a la grupa de un caballo para desaparecer poco después. Otra de las constantes en esta leyenda urbana es la constatación, por parte del conductor, de que se trata de un difunto. Puede ser porque se le deja una prenda de abrigo que luego aparece sobre una tumba, porque explica su historia antes de evaporarse, porque casualmente el conductor se entera de alguna historia macabra cuando explica la desaparición o porque el autoestopista avisa de algún hecho que ocurrirá en el futuro. Durante un tiempo, el «imaginario» de las leyendas urbanas se engrosó con las profecías de los «autoestopistas fantasma».
Las profecías de los «autoestopistas fantasma»
Las profecías de las leyendas urbanas sobre autoestopistas fantasma suelen hablar de futuras buenas cosechas o del fin de una guerra cuando son positivas y de una inminente catástrofe natural, la segunda venida de Jesús o el fin del mundo si son negativas. Unas veces el «profeta» es un difunto y otras un ente espiritual parecido a un ángel. En la década de los 70 y principios de los 80 hubo un auge de estos vaticinios fantasmagóricos.
Las más notorias de estas profecías, muchas de las cuales incluso salieron en los medios de comunicación, fueron:
– En 1975 una monja fantasma estuvo subiendo y bajando de varios automóviles que circulaban por la frontera germano-austríaca. El fenómeno se extendió de tal manera que la policía local decidió multar a todos los que acudieran a denunciar historias semejantes. La monja avisaba a los que la habían recogido de sucesos desgraciados que les ocurrirían en el futuro como agradecimiento a su buena obra.
– A principios del año 1977 volvió a ser recogida por los automovilistas una «monja fantasma» en los alrededores de Milán. Fueron tantas las personas que la vieron que sembraron la duda y un cierto pánico entre los habitantes de la ciudad. Su profecía era siempre la destrucción de Milán por un terremoto el 27 de febrero de ese mismo año. La anunciada desgracia nunca ocurrió.
– Durante un año, entre 1979 y 1980, un autoestopista fantasma se estuvo apareciendo en Little Rock, en Arkansas. Era un joven bien vestido y educado que profetizaba la segunda venida de Cristo, exponía sus argumentos y desaparecía misteriosamente con el coche en marcha. En esta misma zona y durante este mismo período, otro profeta fantasma vaticinó un grave problema meteorológico: no volvería a llover más. Naturalmente, no se cumplió.
– En 1980, en la zona de Tacoma, en el estado de Whasington, se aparecía una mujer entre 50 y 60 años, alguna vez también con hábito monacal, que advertía a los conductores de múltiples desgracias si no se convertían. Más adelante, ese mismo año, la mujer/monja cambió su mensaje y profetizaba una nueva erupción del volcán del Monte Santa Helena, peor que la del 18 de mayo (causó más de 50 muertos) si la población de los alrededores no se convertía. La fecha fijada fue el 12 de octubre. A pesar de la profecía no hubo más erupciones catastróficas.
Los estudiosos de estos fenómenos han constatado que en muchos casos las supuestas profecías surgen como leyenda urbana una vez la catástrofe ya ha sucedido. También han podido observar que los vaticinios y augurios de autoestopistas fantasmas, que raramente o nunca se cumplen, suelen aparecer en períodos de dificultad económica e inestabilidad política y tienden a desaparecer cuando la población en general no siente temor ante el futuro. Y tú, ¿que opinas sobre estas profecías?
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