¿Perrito vaginal? A primera impresión, suena verdaderamente extraño, ¿no? pero de antemano puedes hacerte la idea de que, efectivamente, se trata de un tema sexual que sí hace buena referencia a su nombre, según describen. Y es posible que encuentres extraña la analogía entre el perro y este efecto, pero fue la denominación que le otorgaron los expertos a un fenómeno altamente satisfactorio en los encuentros eróticos. Pronto entenderás por qué.
Es una técnica sobre la que pocas personas tienen conocimiento, a pesar de que -al dominarla- ayuda a mejorar notablemente el placer íntimo, tanto de ellas como de ellos.
¿Has oído hablar del «perrito vaginal»? Tranquilo, es una técnica
Algunas mujeres liberan al “perrito vaginal” espontáneamente, mientras que otras realizan ejercicios estimulantes que permiten desarrollar esta facultad que intensifica mucho más la intimidad.
El perrito vaginal no es más que contraer de manera involuntaria la zona perineal y vaginal cuando se alcanza el clímax. Especialistas explican que este impulso en el interior de la vagina recibe este nombre debido a que, cuando la mujer llega a su punto máximo de placer y se producen estas contracciones con el miembro masculino en su interior, el hombre experimenta la sensación de lamida… similar a la que daría un perro en otras partes del cuerpo.
Si se logra tener dominio sobre los músculos del piso pélvico, quien ejerce la penetración puede llegar a sentir una fuerte succión que le otorgaría un grado de placer superior al que recibe con el sexo sin el perrito vaginal.
Esta técnica no solo hace del sexo una práctica más intensa para los hombres. La habilidad de friccionar el órgano femenino conduce a que el orgasmo en la mujer, en el curso de las relaciones íntimas o el auto placer, sea mucho más fuerte. Además, las mujeres que experimentan el “perrito vaginal” son más propensas a conseguir el clímax con mayor facilidad.
Como no todas tienen la habilidad de contraer los músculos perivaginales de modo automático durante el orgasmo, los ejercicios de Kegel o gimnasia íntima, como también se le conoce, ayudan a liberar estas contracciones mediante una rutina diaria que propicia el fortalecimiento de la musculatura del piso pélvico. Con ella se alternan la tensión y relajación en la zona que controla el flujo de la orina.
Identificar el foco de los ejercicios es sencillo. Una de las formas para dar con el punto en el que se ejercerá presión durante la gimnasia íntima, consiste en orinar, detener la orina y seguir su curso nuevamente.
Si ya detectaste qué músculos hacen tensión después de aquel procedimiento, prueba con apretar y soltar esa misma zona, unas 10 veces, 3 veces al día, como si contuvieras la orina. Estas series puedes realizarlas acostada o sentada, como prefieras. Sabrás que lo estás haciendo bien si no involucras ni los glúteos ni el abdomen para realizar las contracciones.
Además de servir para incrementar el placer durante el sexo con la liberación del perrito vaginal, los ejercicios de kegel también son empleados para mejorar problemas de incontinencia. ¿Los pondrías en práctica para una relación sexual más intensa? Si te gustó el artículo, tal vez te pueda interesar leer sobre: Las 6 curiosidades del sexo que probablemente no conocías.