En 1978 un helicóptero estaba sobrevolando la taiga Rusa, buscando un lugar apropiado para dejar a unos geólogos soviéticos, cuando de repente los tripulantes vieron una especie de surcos en la tierra en medio de los árboles, parecía una especie de huerto. El helicóptero tuvo que sobrevolar el área varias veces hasta que se pudo determinar que en aquel lugar existía un asentamiento humano; una familia rusa aislada vivía en aquel lejano lugar. ¡Conoce más sobre la familia Lykov!
La familia rusa aislada 40 años, ¡ni notaron la II Guerra Mundial!
Los veranos siberianos son muy cortos; la nieve dura hasta mayo y después de unos meses, el frío regresa de nuevo en septiembre, cuando la taiga vuelve a congelarse de nuevo, convirtiéndose en un escenario dormido y helado. Este bosque se extiende a por más de 2 millones de kilómetros cuadrados, ¡casi nada!; es un lugar inhóspito en el cual solo habitan unos pocos cientos de personas.
Cuando en 1978 un helicóptero encontró una especie de huerta o jardín en medio de la inhóspita taiga, la curiosidad surgió rápidamente: ¿Quién podría vivir allí? El lugar se encontraba a 241 kilómetros del asentamiento más cercano, era un lugar de la taiga que no había sido explorado; se supone que allí no vivía nadie.
Una geóloga llamada Galina Pismenskaya guío la exploración, junto con otras tres personas. El grupo preparó regalos para quienes encontraran en la casa y, por seguridad, llevaron armas, pues no sabían con qué podían encontrarse.
Llenos de curiosidad y expectación llegaron a lo que parecía ser una casa, un hombre viejo, descalzo y con la ropa llena de parches salió a su encuentro. Pismenskaya lo saludó, pero el hombre o respondió de inmediato, hasta que finalmente dijo: «Bueno, ya que ustedes han viajado tanto, podrían entrar».
El interior de aquella posada parecía de la Edad Media, todo lo habían construido con lo que el bosque les diera. Allí habitaban seis personas.
El primer encuentro no fue muy amistoso y algo raro, pero poco a poco, a medida que aumentaban sus visitas, más abierta era esta extraña familia a contar su historia. El hombre viejo era Karp Lykov, y junto a su familia había huido a causa de los Bolcheviques, pues por sus creencias peligraba su vida.
La familia en ese entonces compuesta por Karp, su esposa Akulina, su hijo de 9 años llamado Savin, y Natalia, su hija de 2, tomaron sus pocas pertenencias y algunas semillas y escaparon a la taiga rusa, uno de los lugares más desolados e inhóspitos del mundo. Esto fue en 1936.
Pasado un tiempo la pareja tuvo dos niños más; Dmitry y Agafia, quienes crecieron sin ver ni una sola persona que no fuera de su propia familia, y sin conocer nada del mundo más allá de los que sus padres les contaban. Solían contar sus sueños e ideas para entretenerse.
Los Lykov aprendieron a sobrevivir con lo poco que tenían, pero no fue para nada fácil; el clima era extremo, y no tenían mucho que comer, siempre tenían hambre y a veces luchaban por no comerse las pocas semillas que se negaban a germinar. Algunas veces Dmitry cazaba, pero los animales también huían con frecuencia de aquel infierno congelado.
Los geólogos descubrieron que cada miembro de esta familia rusa aislada era único y habían desarrollado habilidades específicas que les permitía sobrevivir allí. Era asombroso. Cuando les contaron que el hombre ya había llegado a la luna, se negaron a creerlo, tampoco se habían enterado de la segunda guerra mundial, pero sí aseguraban haber visto luces en el cielo de vez en cuando. Era lo único que conocían de la sociedad moderna.
La familia empezó a desaparecer desde que tuvieron contacto con el mundo exterior. Akulina murió y en 1981 tres de sus cuatro hijos la siguieron a la tumba. Karp murió 27 años después de su esposa. Agafia, la hija más joven enterró a su padre, y se negó a marcharse de la taiga. Cuando los geólogos ya estaban lejos, voltearon a verla; no lloraba, solo estaba parada como una estatua, así permaneció hasta que desapareció de su vista.
Hoy en dia la última sobreviviente de esta familia rusa aislada es Agafia, vive en el mismo lugar; ha estado viviendo sola más de 27 años y así lo prefiere, pero de vez en cuando acepta ayudas que llegan en helicoptero. Así le es un poco más fácil sobrevivir.
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Imágenes: JoyBoy33