Un siglo más tarde de que La Habitación Azul de Picasso surgiera de lo más profundo del alma del pintor durante una época en la que sus cuadros se teñían de color tristeza, se produjo un hallazgo que activó un juego detectivesco entre los apreciadores del arte.
En éste, uno de los cuadros más famosos del artista malagueño, se encuentra el retrato oculto de un hombre que reposa en la cama de la alcoba azuleja, vistiendo un chaleco oscuro y un rostro con barba espesa que se apoya de su mano ataviada con un trío de anillos. ¿Quién era él? ¿Por qué Pablo Picasso lo ocultó? Resolvamos juntos la incógnita.
El hombre oculto en La Habitación Azul de Picasso
Desde 1954, esta pintura ha despertado sospechas de que algún “tesoro oculto” acompaña a la mujer desnuda que humedece su cuerpo con agua en La Habitación Azul de Picasso. Fueron los trazos los que alimentaron la intriga de un conservador de arte que, bajo su mirada experta, notó cómo una fracción del lienzo tenía pinceladas incoherentes. En la década de los 90’, un escaneo con rayos X pudo validar la conjetura, pero la imagen era demasiado difusa como para desvelar de qué se trataba.
Más recientemente, expertos de Phillips Collection, de Washington -donde se exhibe el cuadro-, con el refuerzo de investigadores de otros museos de arte y con equipos más avanzados, lograron una impresión más clara del hombre oculto en La Habitación Azul de Picasso.
Parece normal que personajes o elementos ocultos se presenten en cuadros de siglos pasados. Según argumentan especialistas, los artistas solían reutilizar los lienzos por razones económicas. Al ser éstos materiales costosos, Pablo Picasso pudo haber creado una pieza sobre otra, como lo hizo Van Gogh con el Parche de Hierba, 1887, donde aparece una campesina oculta. Así, tantos otros pintores.
Entre 1901 y 1904, la denominada época Azul de Picasso en la que fue creada dicha obra, el artista dibujaba sin descanso, con la esperanza de drenar el desasosiego que le dejó el suicidio de su fiel y querido amigo, Carles Casagemas. El alma de Picasso, además de triste, se sentía atormentada, pues su amigo Casagemas decidió acabar con su vida a los 20 años, tras intentar matar de un disparo a Laure Gargallo, conocida también como Germaine, la mujer que no le correspondió su amor por estar enamorada de Picasso.
“Nadie lo vivió como Picasso, que se obsesionó con ese suicidio hasta el punto de dedicarle varios cuadros en los que recreaba a su amigo muerto o su entierro, a la manera de aquel célebre que hizo El Greco para el señor de Orgaz.”
Reflexión de un amigo de Picasso, Manuel Pallarés, publicada por Artur Ramón en su libro «Nada es bello sin el azar».
Si el enigmático hombre descubierto en el cuadro La Habitación Azul se trató de una idea inicial que fue descartada por el malagueño, todavía nos queda la interrogante: ¿quién era el sujeto? Aunque la mujer de La Habitación Azul pudiera tratarse de Germaine, situada en un entorno azul, frío, como apología a la apatía de ella ante los hechos, limpiando sus pecados con agua clara, como lo interpreta Sebi Morente, sobre el hombre misterioso del lienzo se discute que pudiera ser el galerista Ambroise Vollard que motivó a Pablo Picasso a retornar a París, en 1901, mismo tiempo y espacio en el que Casagemas puso fin a su existencia.
Estas son solo suposiciones, por lo que no podemos dar como resuelto el misterio. Nos queda esperar que los investigadores de Phillips Collection concluyan los estudios y reconstruyan, con la mayor fidelidad posible, la historia detrás del que protagoniza el enigma. Así tendríamos pistas de un relato que dejó de contarse -por decisión del autor- sobre uno de los tantos periodos intensamente emocionales que se dieron en la mente del gran Picasso, absorta en la más profunda depresión.
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