En 1950, el astrónomo Carl A. Wirtanen descubrió un asteroide. Estuvo estudiándolo durante 17 días y luego se perdió de vista dejando tras de sí la incógnita de su recorrido. En el año 2000 volvió a aparecer y rápidamente fue reconocido y se le dio el nombre de 1950 DA. Estudiando su trayectoria los astrónomos en 2013 resolvieron que podría impactar contra la tierra el 16 de marzo de 2880. Los científicos siguen estudiando el asteroide que se dirige directamente a la Tierra. ¿Qué ocurrirá?
El asteroide que se dirige directamente a la Tierra. ¿Qué ocurrirá?
El asteroide mide aproximadamente un kilómetro de diámetro, lo que lo convierte en muy peligroso, ya que su impacto inicial con la Tierra sería el equivalente a una bomba atómica de 44,8 megatones. Tiene la forma de un esferoide aunque es un poco asimétrico. Entre otras curiosidades se sabe que da una vuelta sobre si mismo cada 2,1 horas y que viaja a una velocidad de 15 km. por segundo.
En un primer momento se pensó que por la rotación el asteroide se iría descomponiendo, pero se ha visto que no es así. Se mantiene unido por un tipo de fuerzas cohesivas llamadas de «Van der Waals». En las mediciones realizadas de su órbita con un radar de alta precisión, se descubrió que, de seguir su trayectoria como hasta ahora, el 1950 DA pasará el 16 de marzo de 2880 peligrosamente cerca de nuestro planeta.
Los estudios científicos modifican continuamente el porcentaje de posibilidades de que el astro choque realmente con la Tierra. Actualmente se considera que la probabilidad de impacto contra nuestro mundo es tan solo de un 0’3 por ciento. Esta cifra puede parecer baja, pero según los científicos representa un 50% más de posibilidades que cualquier otro asteroide. El 1950 DA es el único astro de este tipo que supera a la media en cuanto al peligro que supone de impactar contra la Tierra. El riesgo se ha de ir mesurando con el tiempo y la nueva información de que se vaya disponiendo y tanto puede aumentar como disminuir.
En caso de chocar, posiblemente lo haría contra el Océano Atlántico a una velocidad de más de 60.000 km. por hora y la energía liberada causaría efectos devastadores sobre los humanos, ya que afectaría drásticamente a la biosfera y al clima. Aunque la posibilidad de que el 1950 AD choque con nosotros es remota, su existencia ha servido para que aumenten los estudios sobre estrategias de desviación de asteroides para evitar futuras colisiones.
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