Durante años, la comunidad científica ha alertado que, a medida que avancemos en el tiempo, infecciones que eran erradicables con medicación volverían a considerarse tan mortales como en el pasado.
El problema radica en que, desde que el uso de antibióticos se ha hecho frecuente -y en dosis cada vez más elevadas-, varios patógenos han desarrollado resistencia a los anti-microbianos. Uno de tantos ejemplos que pudiéramos citar es la bacteria neisseria gonorrhoeae, aquella que causa la gonorrea y que ya se ha vuelto inmune a las prescripciones tradicionales.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud contempla este suceso como una amenaza global, aún más cuando hay patógenos por descubrir, tan poderosos, como la bacteria casi indestructible hallada en una cueva que estuvo aislada durante millones de años.
Una bacteria casi indestructible hallada en una cueva aislada durante millones de años
Han sido cuatro millones de años, aproximadamente, los que esta bacteria casi indestructible se mantuvo resguardada a mil pies debajo de la tierra, en la cueva Lechuguilla, en Nuevo México. El lugar es impresionante. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser un ambiente altamente sensible, que pocas personas han conseguido explorar. Entre ellos, el grupo de investigadores que halló a la bacteria Paenibacillus, resistente a 18 tipos de antibióticos, incluyendo aquellos considerados como el “último recurso” cuando todos los demás fármacos fracasan en los esfuerzos de combatir una infección severa.
A esto, lo especialistas interpretan que la Paenibacillus es la demostración de cómo la presión evolutiva actúa para mantener los genes necesarios con los que se desarrollan resistencias de tal complejidad. Los investigadores han encontrado bacterias también fortificadas en el estómago de momias sudamericanas de la antigüedad, no obstante, la bacteria recién encontrada es la que ha despertado mayor interés en los científicos por cómo ha desarrollado resistencia.
Con el estudio inicial de la Paenibacillus, el equipo de investigadores consiguió hallar cinco nuevas formas de combatir los antibióticos. Y aunque esto pudiera generar preocupación, es una oportunidad para la comunidad científica de investigar de qué manera alcanzan estos niveles de inmunidad a los tratamientos y, a partir de allí, desarrollar nuevas drogas que maten o erradiquen bacterias potentes, antes de que la problemática de bacterias que han desarrollado resistencia se vuelva cada vez peor.
Como señala Gerry Wright, de la Universidad de McMaster, co autor del artículo que describe las bacterias resistentes en la revista Nature Communications, «esto refleja el hecho que debemos entender que el uso de antibióticos y la resistencia van de la mano». ¿Y qué mejor lugar para estudiarlo que una cueva aislada, con microorganismos importantes, donde no han intervenido los humanos?
Tal vez a partir del hallazgo de este fenómeno bacteriológico encuentren la solución para atacar la severidad que representa la resistencia de tantas bacterias letales a estos fármacos salvavidas.
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