¿Has oído alguna vez la expresión “el conejo murió”, para indicar que una mujer estaba embarazada? Nosotros tampoco, pero eso es tal vez porque somos de una generación distinta a la que utilizó el test del conejo para determinar si había embarazo o no. Igual se trata de una historia supercuriosa que te gustará conocer.
El antiguo test del conejo para detectar un embarazo
En un papiro del antiguo Egipto, del 1350 a.C., se encuentra registrada una de las primeras pruebas de embarazo de las que tenemos noticia: la mujer debía orinar sobre semillas de trigo y cebada durante varios días; si germinaba el trigo, iba a tener una niña; si germinaba la cebada, sería un niño; y si no germinaba ninguna no estaba embarazada. Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente, pero se ha seguido usando la orina para determinar si hay embarazo o no.
Poco más de 3.000 años después, en 1927, Bernhard Zondek y Selmar Aschheim desarrollaron un test de embarazo que se usaba aplicando orina femenina en ratones, y que posteriormente sería perfeccionada por dos investigadores de la Universidad de Pensilvania, Maxwell Edward Lapham y Maurice Harold Friedman, que daría su nombre al test, a partir de entonces usado con conejos.
El test de Friedman, o test del conejo, consistía en tomar una muestra de orina femenina e inyectársela a una coneja, esperar varios días y luego observar sus ovarios; si éstos engrosaban la coneja estaba reaccionando a la orina, que en las mujeres embarazadas contiene una hormona, la gonadotropina coriónica humana (hCG, por sus siglas en inglés), ausente en las mujeres que no están embarazadas, cuya orina no provocaría ningún efecto en la coneja.
Ahora te contamos el mito en torno al test del conejo: se creía que si la coneja moría después de la inyección de orina era clara señal de que la mujer estaba embarazada; en caso contrario, la coneja sobrevivía al examen. Por eso la expresión “el conejo murió”, para decir que una mujer estaba embarazada.
La verdad es que todas las conejas morían, con o sin embarazo, porque debían ser intervenidas quirúrgicamente para poder observar los ovarios, y era menos costoso dejarlas morir y reemplazarlas que tratar de salvarlas.
Las modernas pruebas de embarazo, aquellas que puedes conseguir en muchas farmacias del mundo y hacerte en el baño de tu casa, continúan basándose en la orina y en la presencia de la hormona hCG, pera ya no hay que sacrificar ningún ser vivo para saber si serás madre de un hermoso bebe. Por suerte para los conejos.
Y si quieres saber más, descubre cómo funciona una prueba de embarazo.