Para los jóvenes en Islandia la novedad y la emoción de fumar tabaco y tomar alcohol están pasadas de moda. En este país Nórdico encontrar adolescentes interesados en beber o fumar cigarrillos o cannabis es raro. Descubre cómo logro este país alcanzar ese punto.
¿Cómo Islandia logra que sus jóvenes dejen de fumar y tomar alcohol?
El consumo de sustancias adictivas por parte de adolescentes y jóvenes en Islandia se registra en cifras muy bajas. A penas un 5% de los chicos entre 14 y 16 años asegura haber consumido alcohol durante el mes anterior.
Solo un 3% de ese mismo público indicó fumar tabaco a diario y un 7% respondió que fuman cannabis al menos una vez en los anteriores treinta días.
Estos números resultan impresionantes si los comparamos con los resultados que las mismas cuestiones arrojan en el resto del continente europeo, donde la media es de 47% de jóvenes que consumen bebidas alcohólicas, hay un 13% de fumadores de tabaco y un 7% de hachís.
De la misma manera, en América Latina los indicadores también son altos. El 35% de los jóvenes de entre 13 y 15 años dice haber tomado alcohol en el último mes y aproximadamente el 17% fuma a diario, de acuerdo con la información más reciente de UNICEF.
La situación en este aspecto no siempre ha sido así de idílica en Islandia, puesto que a finales de la década de los 90, el país nórdico tenía uno de los niveles de consumo de alcohol y tabaco más altos del continente europeo.
Por eso, resulta una hazaña que esta nación de apenas 300 mil habitantes haya transformado estas tendencias y todo se lo deben a un programa llamado Youth in Iceland (Juventud en Islandia), que desde 1998 se emprendió con la finalidad de reducir el consumo de sustancias adictivas entre la juventud.
Jón Sígfusson, director del Centro Islandés para la Investigación y el Análisis Social, es además el encargado del mencionado programa y asegura que el problema no está archivado y continúa siendo una prioridad, de manera que las investigaciones al respecto siguen en marcha.
Cada dos años, Juventud en Islandia lleva a cabo encuestas en las escuelas. En esos sondeos obtienen detalles sobre sexo de los adolescentes, sus pautas de consumo, las características de los hogares, el absentismo escolar y sus problemas emocionales.
A partir de esos resultados, los encargados identifican los factores de riesgo y protección ante el consumo de sustancias adictivas. Después, el siguiente paso es definir una estrategia para minimizar los factores de riesgo y disminuir el consumo.
«Nada sucedió de un día para otro. Pero fue posible actuar porque los datos nos enseñaban, por ejemplo, la gran importancia de los factores parentales. Eso nos mostró la necesidad de informar a los padres y explicarles que ellos son el principal factor preventivo para sus hijos: pasar tiempo con ellos, apoyarlos, controlarlos y vigilarlos», explicó Sígfusson.
Así, se revela uno de los factores determinantes en cuanto a tomar alcohol y fumar: la presencia de unos padres responsables en la vida de los niños y jóvenes, que les muestren claramente las consecuencias de consumir sustancias adictivas. Siempre dentro del equilibrio entre ser estricto y demasiado permisivo, el hecho de que los padres se interesen, se comuniquen y formen parte de la existencia de sus hijos, ayudándoles a llenar su tiempo con actividades e intereses que los motiven, hace que no se interesen tanto por adquirir estos malos hábitos que pueden cambiar sus destinos.
Quizás el resto de países deberían tomar ejemplo de Islandia y buscar el modo de acercarse a las necesidades y hábitos de los jóvenes, para ver en qué aspectos se puede mejorar como sociedad, evitando que caigan en adicciones que los perjudiquen.
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