A pesar de que nos encontremos ya en el siglo XXI, sigue existiendo un gran desconocimiento sobre las enfermedades mentales y hablar de estos temas sigue siendo tabú, tanto que intentamos esconder hasta una simple visita al psicólogo quizás porque persiste ese miedo a «ser tomado por…» y, a causa de esto, ser apartado o rechazado, ya que las personas con trastornos mentales representan, según el punto de vista más antiguo e ignorante, un peligro para la sociedad. ¿Cómo puede continuar existiendo una consideración tan rotunda y maniquea de quienes padecen este tipo de trastorno? Porque a menudo en nuestra ficción se los ha asociado con personas violentas e incluso con, por ejemplo, asesinos en serie, especialmente cuando se han representado los trastornos psicológicos en el cine.
Los Trastornos Psicológicos en el cine, descubre la verdad
El enfermo mental es un personaje muy recurrente dentro del cine de terror y de suspense, algo que ha contribuido a la creación de ciertos arquetipos entorno a ciertos trastornos psicológicos, por ejemplo la Depresión Postparto. Cuando oímos hablar de esta enfermedad, automáticamente nos viene a la cabeza la imagen de una mujer totalmente desquiciada, agresiva, que ve alucinaciones y odia profundamente a su bebé, tanto como para llegar a maltratar al pequeño, abandonarlo e incluso matarlo; tal y como vemos en esta película de 2007 First Born, El Primogénito y es que lo para bien o para mal el cine y la televisión forman ya parte de la cultura popular, aunque la imagen que nos muestre no se corresponda con la realidad. Pues, de hecho, las personas que sufren de Depresión Postparto, tienden a ser superprotectoras con sus hijos y se sienten tristes y angustiadas, pero no son asesinas. Y es que, si históricamente la “Locura” o enfermedad mental era poco más que síntoma de posesión diabólica, ahora es casi un estigma con el que reconocer a un criminal, aunque la inmensa mayoría de los criminales no padezcan ninguna enfermedad mental. El trastorno de identidad disociativa, y la esquizofrenia son las enfermedades preferidas por los cineastas para crear personajes como Hannibal, un elocuente y distinguido doctor que se trasformaba en un monstruo capaz de devorar literalmente a sus víctimas o Norman Bates, un tímido y respetuoso gerente de motel que se transformaba en una mujer misógina y asesina, su propia madre. Cuando en la realidad las personas que sufren estos trastornos suelen ser la víctimas y no los verdugos. Otros ejemplos de enfermedades mentales en la gran pantalla son el Síndrome Tourette, se trata de un trastorno neuropsiquiatrico que en pacientes reales provoca tics, que pueden ser transitorios o crónicos, con mayor o menor intensidad y en rarísimos casos la enfermedad puede hacer que el paciente haga comentarios fuera de lugar, utilizando palabras malsonantes y grosera, pero que en cualquier caso incluso llega a desaparecer alcanzando la edad adulta. No obstante, en el cine los pacientes de Tourette, son personas adultas que se expresan únicamente diciendo tacos y obscenidades en los momentos más inoportunos, ideales para crear personajes cómicos, como hicieron en el film Deuce Bigalow.