¿En qué momento de la historia de la humanidad los gatos comenzaron a ser domesticados? ¿Te lo habías preguntado antes? La respuesta a esta interrogante no estaba muy clara hasta ahora.
Pero la ciencia ha juntado las piezas de este rompecabezas de miles de años de antigüedad, con un estudio que nos ilustra los interesantes orígenes de los felinos, su expansión y el inicio de su convivencia con los de nuestra especie. Para diseminar su encanto alrededor del mundo tuvieron que recorrer distancias épicas desde tierras lejanas, donde los gatos y vikingos llegaron a estrechar vínculos emocionales.
¿Los gatos y vikingos convivieron en antiguas expediciones?
El gran viaje de estos míticos animales trazó su punto de partida en el Medio Oriente hasta llegar al Mediterráneo oriental. Eran salvajes y poco receptivos al contacto humano. Por lo que antes de este estudio solía creerse que en la segunda etapa de la ruta hacia la expansión en la que llegaron a Egipto, los gatos comenzaron a ser domesticados. Pues, ¿cómo no admitir esta teoría? Si en tierras egipcias fueron recibidos con adoración: venerados y tratados como criaturas sagradas, con la protección de los faraones, 4000 mil años atrás.
Sin embargo, los científicos sugieren que la amistad entre estas criaturas y los humanos habría echado raíces mucho antes de su llegada a Egipto. Basándose en los resultados de este nuevo estudio genético realizado a 209 gatos antiguos, cuyos restos fueron conservaron en sitios arqueológicos en África, Europa y Oriente Próximo, más concretamente, señalan que este vínculo pudo haberse producido hace 10 mil años, en el albor de la agricultura.
Los investigadores llegaron a esta conclusión al hallar evidencias en los huesos de felinos de 100 a 9 mil años de antigüedad, que demostraban la dieta de los gatos consistía principalmente en el consumo de granos, o más bien de roedores que se proveían de los cultivos. Por tanto, Wesley Warren de la Universidad de Washington agrega a esta teoría alimenticia que, “lo más probable es que los humanos acogieran a los gatos porque estos controlaban a los roedores que consumían sus cosechas de grano”. Así, los mininos fueron desarrollando cierta docilidad hacia las personas, sirviendo como colaboradores de los agricultores.
Antes de que se divulgaran los resultados de esta exploración en el 7º Simposio Internacional de Arqueología Biomolecular, en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, además, se desconocía que los gatos y vikingos incluso llegaron a ser compañeros de aventuras por casi los mismos motivos por los que fueron bien recibidos en los campos de cultivo.
A partir del análisis del ADN mitocondrial encontrado en un asentamiento vikingo al norte de Alemania, que data de entre el 700 d.C. y 1000 d.C., los responsables de la investigación interpretan que los vikingos y marineros posiblemente invitaron a estos maravillosos animales a abordar las embarcaciones porque les ayudaban a deshacerse de los ratones durante sus expediciones. Y por más que nos ha tomado por sorpresa que los temerarios guerreros escandinavos hayan tenido como acompañantes a estas criaturas de aspecto poco feroz, es una posibilidad que resulta encantadora, ¿no te parece?
Si te ha gustado el artículo sobre gatos y vikingos, te invitamos a leer: Pelusium, la batalla que los persas ganaron gracias a unos gatos