Durante décadas ha sido un área abandonada sin residentes permanentes humanos, debido a los altos niveles de radiación que se registran, pero aunque los humanos no pueden vivir allí, otras criaturas lo hacen su hogar, como los perritos intocables de Chernobyl, a raíz de este desastre nuclear.
Los perritos intocables de Chernobyl que buscan amor sin conseguirlo
En 1986, los residentes de Prípiat, junto a la central origen del accidente de Chernobyl, se vieron obligados a huir de sus hogares cuando su pueblo se convirtió en una zona de desastre. Este área de Ucrania ha permanecido prácticamente sin una población humana permanente desde entonces, pero allí aún proliferan los insectos, la vida vegetal e incluso los cachorros radiactivos descendientes de las mascotas que fueron abandonadas allí hace más de 30 años.
Recientemente un documental reveló la situación de estos canes. Titulado los «Cachorros de Chernobyl», el film muestra a los animales jugando, meneando las colas y corriendo como perros domesticados.
Aunque los perros callejeros tienden a reunirse alrededor de lugares con mayor actividad turística, como la llamada cantina de Chernobyl, el contacto entre los seres humanos y los cachorros está prohibido porque podrían transportar partículas radiactivas en su piel.
Sin embargo, la radiactividad de los perritos intocables de Chernobyl es aún más severa. Cuando el American Clean Futures Fund, una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a las comunidades después de accidentes industriales, hizo chequeos a los perros en la zona de exclusión, encontraron bolsones de radioisótopos en sus huesos. Por ello, la organización ha establecido una clínica de esterilización cercana para evitar la proliferación de estos perros de Chernobyl.
Partes de la zona afectada por el accidente de Chernobyl han estado abiertas a visitantes desde 2011, pero las autoridades todavía advierten de los riesgos para la salud que plantean a los visitantes que no siguen las reglas. A pesar de esto, algunos exploradores han ignorado las medidas de prevención.
A los trabajadores de la planta, los turistas y algunos otros civiles se les permite entrar, pero sólo bajo estricto control gubernamental. Varios cientos de personas, en su mayoría ancianos residentes, también han regresado a sus aldeas a lo largo de los años, desobedeciendo las órdenes oficiales.
A los funcionarios les prohibieron acariciar a cualquiera de los cachorros debido a los peligros que representan las partículas radiactivas en su piel, pero resulta desgarrador verlos buscando cariño humano sin poder conseguirlo. Sin embargo, se están realizando esfuerzos para conseguirles el cuidado que necesitan.
El American Clean Futures Fund está encabezando un plan de cinco años para esterilizar a los perros y gatos que vagan por la zona y para establecer estaciones de alimentos y agua y una clínica veterinaria, con el fin de ayudar a cuidar a los animales.
El plan del fondo implica la asociación con veterinarios ucranianos y otros voluntarios, así como con organizaciones de Ucrania, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.
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Imágenes: joaph / CokeLifeCreative