La mayoría de nosotros conocemos a Rapunzel por el cuento que los hermanos Grimm escribieron en 1812, sin embargo la historia no era original, se basaba en una anterior. En 1790, Friedrich Schulz había publicado un cuento de hadas titulado «Rapunzel», pero él tampoco fue el inventor de la trama. Éste se basó en «Persinette», que vio la luz en 1698, escrito por Charlotte-Rose de Caumont de La Force. Ésta a su vez lo basó en la historia del italiano Giambattista Basile titulada «Petrosinella» escrita en 1634. Así, podríamos ir remontándonos en la historia y quizá llegar a dar la razón a los que afirman que el cuento de Rapunzel pudo inspirarse en la historia de Sta. Bárbara, una mártir cristiana de principios del siglo III.
Rapunzel pudo inspirarse en la historia de Sta. Bárbara
En primer lugar recordaremos el cuento de Rapunzel: Un matrimonio, después de muchos años, está esperando un hijo y el marido ante el antojo desesperado de su mujer roba unas plantas de un jardín vecino. La dueña, una bruja, lo pilla robando y le promete que no lo denunciará si cuando nazca su vástago se lo entrega. Cuando nace la niña, la bruja se la lleva y le pone el nombre de Rapunzel. Al llegar a la pubertad y celosa de que la chica quiera abandonarla, la encierra en una torre que no tiene puertas, sino únicamente una ventana. Hasta aquí la primera parte y la que tiene semejanza con la historia de Santa Bárbara.
En la segunda parte, en la que entra de lleno la fantasía, la bruja ayudada por la larguísima cabellera de Rapunzel sube y baja de la torre. Un príncipe la oye cantar y ve cómo escala la bruja. Por la noche él hace lo mismo, llega hasta la chica y se enamoran. Planean escapar, pero la malvada mujer los descubre. Celosa y despechada corta el cabello de Rapunzel y la deja en un desierto. Espera al príncipe en la torre y cuando llega arriba lo lanza a unos espinos que lo ciegan. Tiempo después el joven oye cantar a una mujer, es Rapunzel, se acerca a ella que lo reconoce, se abrazan y las lágrimas de Rapunzel que caen sobre sus ojos le devuelven la vista. La bruja murió despeñada cayendo de la torre el día que se hirió el príncipe.
Santa Bárbara era una joven nacida en Nicodemia, una población de la actual Turquía, que en el siglo III pertenecía al Imperio Romano. Su padre era un rico pagano llamado Dioscoro. Cuando Bárbara se hizo mayor su padre la encerró en una torre para preservarla de posibles pretendientes indeseables y alejarla de las buenas obras que solía hacer. La chica conseguía ropa y alimento bajando una cesta por una de las ventanas de la Torre. Al cabo de los años el padre fue trayéndole pretendientes a su gusto, pero ella los rechazó a todos. El padre se fue de viaje y a pesar de estar encerrada en la torre se convirtió al cristianismo, gracias a un libro que pusieron en la cesta y al médico que la atendió cuando enfermó.
Cuenta la hagiografía que la torre tenía dos ventanas y Bárbara abrió una tercera para simbolizar la Santísima Trinidad. Cuando Dioscoro retornó, su hija le anunció que se había convertido al cristianismo y él furioso quiso obligarla a abjurar, entregándola a las autoridades que la torturaron. Finalmente, ante la negativa de su hija, el propio Dioscoro se dispuso a decapitarla, la cogió por su hermosa cabellera y le cortó la cabeza. En ese momento cuenta la leyenda que un rayó cayó sobre el padre matándolo.
Dos son los símbolos de Santa Bárbara: la palma del martirio y naturalmente, la Torre. ¿Qué te parece? ¿Crees que el cuento de Rapunzel pudo inspirarse en la historia de Santa Bárbara? Si te ha interesado este artículo, quizá quieras leer: