Te contaremos la curiosa historia de los brindis, y de dónde viene esta costumbre tan extendida por todo el orbe.
La palabra brindis viene del alemán bring dir’s, que significa “yo te ofrezco”. El término se usó en el siglo XVI, por culpa de Carlos V y sus tropas, que entraron a Roma y la saquearon. Como recordarás, Carlos V fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y es conocido también como Carlos I de España. Como el saqueo fuera algo imprevisto, un caballero llamado Lactancio, mancebo de la corte del emperador, tuvo que convencer a un testigo del suceso, Arcediano del Viso, de que Carlos V obró sin culpa alguna y de que tal evento fue permitido por Dios por el bien de la cristiandad.
Los historiadores acotan que los militares al mando de Carlos V llenaron sus copas de vino, y alzándolas al frente gritaron “¡Bring dir’s!”, en un acto de disculpa y de victoria. Desde entonces, dicen, la tradición de brindar se unió a la celebración de algo.
Brindis y venenos
Sin duda es una buena historia. Pero mucho antes, en la Antigüedad, los griegos bebían con extraños –o enemigos– y el brindis significaba toda una muestra de confianza.
En los banquetes, los criados servían vino a todos los invitados al mismo tiempo que al rey, y éste, en señal de que no había ningún veneno en la bebida, bebía de primero.
Era una costumbre muy usada, ya que el envenamiento era bastante frecuente en la época y era mucho más fácil envenenar las bebidas que la comida, por lo que sentarse y beber era una verdadera muestra de amistad y confianza.
Otro origen recae en los romanos, también antiguos (donde envenenar era casi un arte refinado). Dicen que el rey y el invitado entrechocaban las copas para hacer que el líquido salpicara y se mezclara en ambas, y así, si tenía veneno la del “agasajado” le caería a la del rey. Una vez más, beber era confiar.
Y otro: el rey trasvasaba el contenido de la copa del invitado a la suya para demostrar que no había qué temer. Como señal de confianza, el invitado lo evitaba chocando su copa con la del rey.
Chocar copas o no
Actualmente eso de chocar los vasos o copas no se usa mucho, las reglas sociales indican que ahora sólo se levantan los vasos y se acercan, o se hace el gesto.
Pero antes, cuando los griegos y los romanos bebían y brindaban, el chocar las copas completaba el ciclo de los sentidos, y así el olfato y el gusto se deleitaban con el aroma y los taninos, el tacto y la vista con los colores y texturas, pero el oído no hacía nada. Para que el oído también tuviera su cuota de placer, chocaban las copas y las hacían sonar. Ésta es una teoría.
También cuentan los historiadores que en las bacanales y fiestas romanas había tanta gente que muy a menudo los comensales levantaban sus copas y las chocaban entre sí para llamar la atención de los criados, a fin de que éstos pudieran volver a llenarlas, y seguir con la diversión.
¡A tu salud!
Antiguamente se creía que el licor contenía espíritus que podían conceder deseos a quienes los pidieran sobre la copa. Generalmente se pedía salud; con el tiempo los brindis se han convertido en deseos de bienestar, prosperidad y suerte para quienes beben y brindan.
Y algo curioso que se hace en muchas culturas: al abrir una botella y servir, se tira un chorrito en el suelo (o en el lavaplatos) y se brinda “por los ausentes” o los que han muerto.
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