A lo largo de la historia, las tasas de mortalidad infantil han sido altísimas. Ha sido durante el siglo XX que esta situación ha variado y es extraño que un niño muera durante la primera infancia. La sociedad romana no se libraba de esa lacra y la mortalida infantil estaba entre el 30 y el 40%, según los historiadores. El niño no era considerado un ciudadano hasta que llegaba a la mayoría de edad y por lo tanto no tenía derechos. El aborto e infanticidio en la Antigua Roma, debido a esas circunstancias, no tenían el mismo valor ni emocional ni legal que tiene hoy en día.
Aborto e infanticidio en la Antigua Roma
Las sociedades preindustriales, han necesitado regular de alguna manera su población para que ésta no exceda los recursos disponibles. En la Antigua Roma se utilizaban numerosos métodos anticonceptivos, en general muy rudimentarios, para evitar embarazos no deseados. Sin embargo, si éste se producía, el aborto no estaba penado, únicamente se intentaba evitar por la peligrosidad que suponía para la vida de la mujer. El aborto en Roma recibía distintos nombres: «abortum», «abortio» y «aborsus» y si era voluntario se llamaba «abigere partum».
Durante la República nunca se consideró delito y tanto filósofos como jurisconsultos consideraban que el feto no era más que «pars viscerum matris«, por lo que como mucho podía recibir una reprobación moral. Si la mujer que se sometía al aborto era soltera, ni el estado ni nadie se preocupaban de ese asunto. Por el contrario si era casada, el «pater familias» debía dar su aprobación y era sometido a un censor que evaluaba el hecho. El aborto no empezó a ser perseguido en Roma hasta el siglo III d. C. Según los historiadores no fue penalizado por motivos religiosos o morales, sino por el miedo de las clases dominantes a la pérdida de su estatus y de sus costumbres ante la despoblación del Imperio frente a los extranjeros que lo invadían.
Igual que en el caso del aborto, hasta el siglo IV d.C. no había ningún hecho punible en el infanticidio. El «pater familias» tenía poder decisorio sobre la vida y la muerte de los que dependían de él. Pocos filósofos alzaron su voz contra esta práctica y aunque existían leyes generales contra el asesinato, que podrían aplicarse a los niños, esto no se hacía. Socialmente sí era reprobado en algunas ocasiones e incluso hay testimonios de diferencias matrimoniales frente a un infanticidio. La forma más común de infanticidio era la «exposición». Se dejaba al niño abandonado en la calle a su suerte. En este caso se distinguía la exposición por motivos económicos, en los que al infante se le dejaba en algún sitio con posibilidades de ser recogido y sobrevivir, y el que se realizaba por problemas físicos o ilegitimidad. En éste último caso el bebé era abandonado en un lugar donde no pudiera ser encontrado, para que muriera.
También existía el infanticidio ritual. Se sacrificaban niños al dios Saturno y en los cimientos de varias construcciones se han encontrado restos de infantes con evidentes señales de violencia «peri mortem». Se suponía que su espíritu protegería el edificio de ataques enemigos.
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