Si hay historias y leyendas urbanas escalofriantes esas son las japonesas. Es por esa razón que hoy te traemos las terroríficas historias de los fantasmas Yūrei y Botan dōrō. ¿Te atreves a continuar leyendo?
¿Te encantan las historias de fantasmas japonesas? Estas 2 te encantarán
- Yūrei
Los Yūrei son fantasmas japoneses que no pueden descansar en paz debido a alguna situación que dejaron inconclusa en vida. Generalmente, los Yūrei son personas que cometieron suicidio o que tuvieron una muerte muy trágica, también son aquellos que no tuvieron una apropiada ceremonia funeraria.
Estos fantasmas japoneses aparecen durante la madrugada y, aunque suelen asustar y atormentar a aquellos que los ofendieron en vida, no hacen ningún daño físico. Los Yūrei son tradicionalmente espíritus femeninos que se presentan con un kimono funerario de color blanco y abrochado al revés. En algunas ocasiones los Yūrei pueden maldecir a sus descendientes por no haberles otorgado los ritos funerarios apropiados.
Los monjes budistas suelen ser contratados para hacer los rituales que permitan el descanso del alma de un Yūrei. Esta clase de fantasma se clasifica de acuerdo a la forma en que falleció, por ejemplo, los Onryō son los espíritus que vuelven del purgatorio por un mal que hicieron en vida; Ubume, es el fantasma de una madre que murió durante el parto o los Zashiki-warashi, que son las almas de traviesos niños.
2. Botan dōrō
Cuenta la leyenda que una noche dos mujeres, una de ellas muy joven y hermosa, caminaban con una lámpara cuando se tropezaron con el samurái viudo Ogiwara Shinnojo. El hombre quedó completamente enamorado de la bella joven y le prometió una relación eterna.
La joven visitaba al Samurai todas las noches, pero sus vecinos sospechaban de ella, por lo que una noche, uno de ellos merodeaba por el lugar, entró a la casa de Ogiwara y al abrir la puerta de la habitación encontró a su amigo teniendo relaciones con un esqueleto.
Acto seguido el vecino acudió a un monje budista quien le dijo que debía colocar un sello en la casa para así evitar que el espíritu de la joven volviera a entrar y así lo hizo. Pero la joven no pensaba dejar en paz al samurái, por lo que comenzó a llamarlo con su dulce voz hasta que el hombre salió y la joven lo arrastró hasta su tumba, en donde Ogiwara también perdió la vida.
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