En la popular película Jurassic Park, un grupo de científicos logran traer de vuelta a los dinosaurios millones de años después de su extinción a pesar de las protestas de algunos colegas. Sin embargo, puede ser posible que la ficción no esté tan lejos de la realidad ,pues la advertencia de Jurassic Park está haciéndose eco en el mundo real, mientras algunos investigadores trabajan para hacer renacer especies ya extintas.
Científicos están repitiendo una advertencia de Jurassic Park
El personaje del exitoso Jurassic Park, Dr. Ian Malcom expresó en algún momento del film: «Sus científicos estaban tan preocupados con si podían o no, ¡que no se detuvieron a pensar en si deberían!». Aquellos familiarizados con la trama de la película saben que todo habría sido muy diferente si lo hubiesen escuchado. Esta preocupación ha saltado de la gran pantalla al mundo real pues, aunque no temen que ocurra una estampida de dinosaurios prehistóricos en un parque temático, si les preocupa que el impulso de traer animales extintos pueda poner en peligro a las especies vivas. Eso es exactamente el proyecto del Parque Pleistoceno, ubicado en Siberia, donde un equipo de padre e hijo está planeando traer de vuelta el mamut lanudo. Sin embargo, ese no es el único animal extinto que los científicos están trabajando arduamente para resucitar. Otras especies en esta ambiciosa lista sonla paloma migratoria, la gallinita e incluso el dodo. Y aunque esto suena maravilloso, la idea tiene sus detractores, entre ellos el conservacionista Dr. Joseph Bennett, quien afirma que el coste de esta hazaña podría ser mayor que los beneficios, y podría cobrarse en la vida de especies vivas que ya están luchando por sobrevivir.
En su opinión, llevar a cabo el costoso proceso de resucitar una especie es una decisión ética que implicaría que otras se extingan. A su juicio, es un paso hacia adelante y de tres a ocho pasos hacia atrás. No se trata solo de gastar dinero para recuperar la especie. Esa parte podría costar decenas de millones de dólares, pero luego está el precio de mantener a esas especies felices y saludables. El Dr. Bennett realizó un estudio en el que estimó que el precio de mantener solo una especie de ave extinta, la curruca de la isla de Chatham, podría llegar a los 360.000 € tan solo en el primer año. Paul Erlich, otro investigador que aboga por la precaución sobre devolver a la vida a especies extintas, señala que incluso si pudiéramos recuperar a la paloma mensajera, por ejemplo, no hay garantía de que el ecosistema moderno pudiera sostenerla.
Sin embargo, Revive & Restore, la empresa detrás de estos proyectos, se defiende explicando que antes de comenzar lo que llaman un «rescate genético», evalúan el valor y la viabilidad de reintroducir el animal en el ecosistema. La paloma mensajera, por ejemplo, desempeñó un papel único en la repoblación de bosques caducifolios. Además el parque Pleistocene también se concibió como un esfuerzo ecológico para despejar la tundra de hierba y permitir que las temperaturas más frías se filtren de nuevo. Ambas caras de la moneda tienen argumentos válidos y quedará en manos del futuro ver quién tiene la razón. ¿Tu qué opinas? ¿Crees que es una inversión inteligente o un error? ¿Das crédito a la advertencia de Jurassic Park aplicada en nuestra realidad? Imágenes: Wikimedia Commons