Gracias al trabajo de fotógrafos como Marc Steinmetz en varias prisiones de Alemania, hemos podido conocer los grandes talentos ocultos en lugares tan inconcebibles como una cárcel de máxima seguridad, el Centro Penitenciario Celle (Kurz JAVA Celle), en la Baja Sajonia, Alemania donde pudo fotografiar, entre otras armas de la cárcel, este maquiavélico invento, una escopeta casera, que hizo posible la evasión de dos presos en 1984.
El talento oculto de algunos presos: Crear armas de la cárcel como la escopeta de Peter Strüdinger
Las patas del somier, que son de hierro y huecas, resultaban la solución ideal para hacer los cañones, para fabricar la culata se utilizaron los barrotes del cabecero de la cama, un mueble que como vemos se reveló todo un arsenal.
En cambio, para el gatillo se emplearon un par de baterías, una bombilla rota, unos trozos de cable y un par de pinzas de tender. Para el montaje bastó con una simple cinta adhesiva y ya sólo faltaban los proyectiles que se realizaron partir de unas bolas de plomo que encontraron en el bastón de las cortinas y las cabezas de las cerillas.Ahora te preguntarás si este chisme funcionaba. Pues… Lo cierto es que sí. Igual que funcionaban los mosquetes del siglo XVI, cuyo sistema era el de introducir la carga por el mismo cañón, primero la pólvora y luego las balas que saldrían disparadas cuando explotase la pólvora por el contacto de la mecha, que se encendía desde el exterior, haciendo las veces del actual gatillo y martillo. Lograron el funcionamiento del arma hecha a mano, recuperando este viejo sistema y «modernizándolo» con los materiales que tenía a disposición: las cabezas de las cerillas hicieron de pólvora y la bombilla rota, conectada a los cables y a las pilas, servirían para provocar una chispa por contacto, con la que se encendería «la pólvora» dando lugar a un verdadero disparo.
Como así lo demostró su autor, Peter Strüdinger que consiguió escapar de la cárcel el 21 de mayo de 1984, junto a su cómplice Norman Kowollik, al derribar a tiros un cristal a prueba de balas y tomar como rehén a un funcionario de la prisión con el que saldrían del penal a bordo de un BMW 323i con 300.000 marcos alemanes que habían pedido de rescate. Por suerte este «genio» no lo había previsto todo y el coche utilizado para la fuga estaba dotado de un sistema de localización, lo que permitió su detención en sólo 24 horas.
Como veis su gran inteligencia no le sirvió para abrirle las puertas de la libertad… Si este artículo sobre un ejemplo asombroso de armas de la cárcel te gustó, puede que también te interese:
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