Pedro Alonso López mejor conocido como “el monstruo de los andes” es uno de los peores asesinos seriales de Latinoamérica. De hecho, se da el crédito de ser la persona que más asesinatos ha cometido en la historia.

La vida de un asesino

Pedro Alonso López nació en 1948 en Tolima, Colombia, su padre, Megdardo (o Medargo) Reyes murió meses antes del nacimiento de Pedro en un fuego cruzado, en ese momento estaba en pleno apogeo “la violencia”, época en la cual había una guerra civil no declarada en Colombia que provocó cientos de miles de muertes.

Pedro era el séptimo hijo de un total de 13, todos los niños dormían en una misma cama y separado apenas por una fina cortina, su madre, Belinda López Castañeda, se prostituía, por lo que todos los niños veían y escuchaban a Belinda con sus clientes.

Cuando Pedro tenía 9 años, su madre lo sorprende intentando tener relaciones sexuales con su pequeña hermana, razón por la cual lo echa de casa o por lo menos esa es la versión de Pedro. La versión de Belinda es que ella siempre fue una madre cariñosa y que nunca lo echó de la casa, un día él desapareció y ella pensó que lo habían secuestrado. Sea cual sea la versión, lo cierto es que Pedro comenzó su vida en las calles a muy temprana edad, allí sufrió toda clase de calamidades y abusos sexuales. A los 12 años fue adoptado por una familia estadounidense. Sin embargo, ante un nuevo intento de abuso sexual por parte de un profesor, Pedro decide escapar nuevamente.

Cuando tenía 21 años fue encarcelado por hurto y una vez más fue abusado por otros 3 reos, a partir de allí, Pedro decidió dejar de ser una víctima y convertirse en victimario, por lo que a los pocos días de ocurrido el abuso asesina a los 3 hombres, como fueron unos asesinatos en defensa propia sólo se le añadieron 2 años más a su condena.

El monstruo de los andes

En 1978 Pedro sale de prisión y allí comienza el recorrido de la muerte por Perú, Ecuador y Colombia que acabaría con la vida de más de 300 niñas con edades comprendidas entre los 9 y 13 años, la mayoría de raza indígena.

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Un aspecto que Pedro tomaba en consideración al momento de escoger a sus víctimas era que las mismas pertenecieran a las clases menos favorecidas, él conocía muy bien la indolencia de las autoridades de aquella época por las víctimas de escasos recursos. El monstruo de los andes podía seguir y vigilar a las niñas por horas de ser necesario, esperando el momento ideal para poder raptarlas, en una oportunidad comentó:

“A menudo seguí a familias de turistas con el deseo de llevarme a sus hermosas hijas rubias. Pero nunca tuve la oportunidad. Sus padres vigilaban demasiado”

El modus operandi de este asesino era sencillo, seguir a su víctima, raptarla, violarla, a la mañana siguiente violarla una vez más y mientras cometía este acto colocar sus manos alrededor de su cuello y matarla.

Finalmente, en 1981 el monstruo de los andes es capturado en Ecuador, lamentablemente la pena máxima en dicho país eran 16 años, de los cuales cumplió 14 por buen comportamiento. Posteriormente, en 1995 es deportado a Colombia donde se le acusa de la muerte de dos niñas, es encontrado culpable y es sentenciado a un sanatorio, en 1998 se le declaró “sano” y es liberado con la condición de que se presentara una vez al mes ante el Poder Judicial, como era de esperarse Pedro no cumplió esta parte del trato y desde entonces se desconoce el paradero de este peligroso violador y asesino. Tristemente las autoridades colombianas fueron muy indulgentes con la condena a este monstruo, quienes no tomaron en cuenta las siguientes palabras de Pedro:

«El momento de la muerte es apasionante, y excitante. Algún día, cuando esté en libertad (gracias a ustedes imbéciles), sentiré ese momento de nuevo. Estaré encantado de volver a matar. Es mi misión»

¿Conocías la historia del Monstruo de los Andes?