El tema de la anorexia en las modelos no es nuevo y, quizá, el problema es esto mismo: damos por sentado que estas chicas deben ser extremadamente delgadas porque el cánon de belleza en las pasarelas exige unas tallas tan imposibles, que la única forma de «entrar» en esos vestidos es comiendo únicamente dos manzanas al día, como es el caso de Victoire Maçon Dauxerre.
No hay nada como personalizar una realidad para sensibilizarnos con el problema, y por ello, hoy en Supercurioso queremos traerte el duro testimonio de esta chica que ha decidido salir de la esfera del silencio y publicar un libro para explicar, de forma cruda, cómo es la vida de una Top Model.
Estamos seguros de que te va a impresionar.
Aterrador, el testimonio de una top model: «Cuánto más peso perdía más trabajo tenía»
Victoire Maçon Dauxerre tiene 23 años y ha dejado el mundo de las pasarelas. Tras sufrir un caso muy grave de anorexia y un intento de suicidio tuvo claro que no merecía la pena vivir de ese modo. Puede que la naturaleza, la genética, te ofrezca un cuerpo bonito y un rostro fotogénico, pero nadie tiene derecho a convertir a estas chicas en simples trozos de hueso en los que dejar caer el último diseño de una casa de alta costura.
Victoire ha publicado un libro contando su historia. Llegó a ser una de las modelos más cotizadas de Francia y a día de hoy, recuerda todo aquello como si acabara de ascender del mismísimo infierno de Dante.
- Desfiló para diseñadores como Alexander McQueen, Miu Miu, Prada y Céline. Ahora bien, cuando «aterrizó» en este mundo sus medidas salían del canon de lo que era esperable, así que le recomendaron perder peso. Y así lo hizo, pero se dio cuenta de que nunca era suficiente. ¿Qué hacer entonces? Para los grandes diseñadores no bastaba con un rostro bonito, «querían huesos», así que Victoire acabó comiendo dos manzanas al día, y entonces… Empezaron a salirle múltiples ofertas de trabajo: se convirtió en una Top model.
- Sus compañeras de piso la envidiaban. Según ella misma explica, la rivalidad entre modelos es muy salvaje y no existe el compañerismo.
- En sus entrevistas explica muy a menudo cómo son los castings. En Vuitton, por ejemplo, las chicas desfilan sólo con un tanga y unos tacones. Nada más. Son pedazos de carne, o mejor dicho, criaturas perfiladas por los huesos donde los entendidos en moda imaginan cómo les sentarán determinados vestidos.
- Marcas como Chanel o Karl Lagerfeld no quieren mujeres con pechos. ¿Qué es de una mujer sin sus pechos? Obviamente nada, así que poco a poco estas jóvenes van perdiendo su identidad, su autoestima, hasta quedar tan invisibilizadas para ellas mismas que es frecuente que muchas, como es el caso de Victoire, intentaran quitarse la vida.
Las cámaras las hacen presentes en las revistas, en las fotografías, pero para sí mismas y estos mundos cerrados de las firmas de moda, las mujeres son solo perchas, envoltorios vacíos, nada más. De hecho, según explica la propia Victoire, durante las sesiones de fotos se organizan almuerzos, ahí donde todos comen: diseñadores, periodistas, fotógrafos… Todos excepto las modelos, porque obviamente, ellas «no necesitan alimentarse, viven del aire».
Terrible, no hay duda. Sabemos que el tema no es nuevo, que con este artículo no te hemos traído nada curioso ni original, pero sí una reflexión sobre lo que se considera «belleza». La hermosura de una mujer siempre irá acompañada de la salud, y unas curvas que identifiquen su femineidad.
¿Opinas lo mismo? Si te ha gustado este artículo conoce también a Tess Munster, una modelo que rompe moldes.