Cuando pensamos en el Titanic podemos sentir la tragedia, el desaliento y la muerte de la mitad de los pasajeros y de toda la tripulación. También somos capaces de reconocer las estrategias y egos personales que llevaron al gran buque de los sueños a la zozobra y, más aún, después de las mil versiones cinematográficas y literarias de este accidente de barco que, sin ser el más crudo de la historia del siglo XX, sí que ha sido el que más morbo ha despertado a nivel internacional. Sin embargo, hay algo que a muchos interesados en los entresijos más macabros del transatlántico se les pasó por alto; lo que sucedió con los cadáveres del Titanic ha sido un absoluto misterio para muchos, hasta ahora.
Los cadáveres del Titanic… El escándalo después del hundimiento
El 23 de Abril de 1912 fue el día del verdadero y total hundimiento del Transatlántico. Un grupo de marineros tuvieron que abrirse paso entre los escombros de los restos del navío y ver uno de los espectáculos más demoledores que un ser humano puede presenciar: decenas, cientos de cuerpos que hacían crujir la proa de los barcos de recogida. Prácticamente todos eran de tercera clase. Inmigrantes y personal del barco.
Todos ellos completamente azules y violáceos, con los rostros hinchados por el agua y sus bacterias, los ojos bien abiertos y el cabello visiblemente congelado. La historia oficial cuenta que los porteadores cogieron los cuerpos y posteriormente los enterraron. La realidad explica algo muy diferente.
El océano Atlántico, ¿repleto de cádaveres del Titanic?
Fueron exactamente 1497 personas las que perecieron en el Titanic y de ellos, según cuentan, pudieron encontrar a 328 cuerpos de los cuáles 119 fueron arrojados de nuevo ya que eran prácticamente irreconocibles. De estos, solo 59 fueron reclamados por sus familiares y enterrados. Hasta aquí parece ser que la empresa naútica White Star Line hizo lo que pudo por rescatar la dignidad de los pasajeros fallecidos.
Recientemente se ha descubierto que no hay nada más lejos de la realidad. El Daily Mail ha sido el que, más de un siglo después, ha publicado un artículo en el que se muestran una serie de telegramas que confirman que Mackay-Bennett, quien guiaba la expedición de recogida de cadáveres del Titanic, seleccionaba a los pasajeros según las pertenencias y dinero de los cadáveres. Del mismo modo, añadiría que sólo se recogerían aquellos cadáveres que fueran solicitados por sus familiares así como aquellos que fueran fácilmente reconocibles por sus pertenencias.
Una decisión que hoy en día nos parece una barbaridad y una injusticia, pero que los especialistas piden que se haga un esfuerzo por ver desde la perspectiva de la época. Por aquel entonces la sociedad era profundamente clasista, así que la opción que tomaron de recuperar únicamente los cuerpos de los ricos no fue un acto de maldad, sino que se trataba de la opción que más lógica en aquel momento y ante una situación tan desoladora.
Sea com sea, es difícil dejar de fijarse, con tristeza y cierta rabia, en que los cadáveres de los familiares de los pasajeros de segunda y tercera clase podrían haber descansado en tierra, con sus seres queridos ya difuntos, pero que se decidió deliberadamente abandonarlas a su suerte, bajo las gélidas aguas.
Si las leyendas del Titanic te inquietan y fascinan a partes iguales, descubre la historia de la actriz que sobrevivió al Titanic y actuó en primer film de la tragedia.