Wolfgang Amadeus Mozart. Ya su solo nombre habla de maravillas, de genialidad, de música sublime. A quien le guste la música, lo que se llama ser melómano, indudablemente que la de Mozart es inspiradora, deliciosa y, sí, divertida. Pero genio y todo, era también humano y como tal susceptible de tener aficiones normales… y hasta vulgares.
La cara más INESPERADA y escatológica de Wolfgang Amadeus Mozart
Si nos ubicamos en la época en que vivió este excepcional compositor (finales del siglo XVIII, en Viena), algunos historiadores nos informan que el humor escatológico, al que Wolfgang Amadeus Mozart era tan aficionado, era más bien de uso corriente, y otros, por el contrario, aducen que era una muestra más de su genialidad.
Lo cierto es que además de alocado, impulsivo e infantil, Mozart gustaba de escribir cánones y cartas con un lenguaje bastante alejado de lo que se podría considerar un “genio”, con todo el peso conservador que el término también conlleva. De hecho, esto ha sido uno de los motivos por los que se ha pensado que Mozart sufría del síndrome de Tourette, un trastorno en el que el enfermo no controla ni su lenguaje ni sus actos. De más está decir que no hay pruebas suficientes ni forma de comprobarlo, y que muchos especialistas rechazan tal teoría.
Le encantaba escribir cartas soeces –40 de sus cartas contienen pasajes escatológicos–, y éstas iban dirigidas a su padre, su madre, su hermana Nannerl y su prima María Anna Thekla Mozart. Lo más interesante es que también su familia hacía lo mismo; en una carta de su madre a su padre fechada el 26 de septiembre de 1777, ésta le escribe (en verso en alemán):
Adio, ben mio, sigue bien, mi amor.
En la boca tu culo meterás.
Te deseo buenas noches, querido mío,
pero primero cágate en la cama y hazla
reventar.
Y así le escribió él a su prima María Anna (de la que probablemente estuvo enamorado) el 5 de noviembre de 1777:
Bien, te deseo buenas noches
pero primero cágate en la cama
y hazla reventar.
Duerme sonoramente,
mi amor,
en la boca tu culo
meterás.
Y el canon KV 231/382c, se titula Leck mich im Arsch, al que traducen como “¡Lámeme el culo rápido, rápido!”, o “Bésame el culo”. Este canon fue compuesto por Mozart como una broma, a las que era tan aficionado. Sus biógrafos coinciden en que estas obras eran corrientes para el músico, y solía hacerlas para divertirse con sus amigos. Todas son cánones, es decir, cada voz entra con las mismas palabras y música un momento después de la voz anterior.
Contra lo que pudiésemos pensar en nuestro presente histórico, el siglo XVIII fue bastante más desenfadado y la escatología, como apuntamos al comienzo del artículo, solía desplegarse en el teatro y la música. Para ilustrar lo que decimos, el teatro popular alemán estaba muy influenciado por la comedia del arte italiana, y así surgió un personaje de gran popularidad, Hanswurst, un hombre robusto y un tanto chabacano y ramplón, que entretenía al público fingiendo comer impensables cosas para defecarlas después en frente de todo el mundo, claro (allí estaría la gracia).
Hay quienes piensan que esta escatología era una salida social y política frente al sistema aristocrático alemán, inamovible y hereditario. La vulgaridad era una respuesta al refinamiento cultural y, por qué no, artificial de las clases más altas; en una de sus cartas, Mozart describe a algunos aristócratas que asistieron a un concierto en Augsburgo, en 1777: “la duquesa Palmada-culo; el conde Placer-meón; la princesa Apesto-a-caca, y los dos príncipes Olla-panza de Cola-de-cerdo”.
Algo interesante que podemos sacar a colación es un estudio de Alan Dundes, folklorista y antropólogo, en donde asegura que el pueblo germano gusta mucho del humor escatológico, y que incluso las canciones y los cuentos populares, los proverbios y el habla popular dan cuenta de la mierda, un tema que al parecer les encanta. Y que no sólo Mozart hacía gala de este saludable humor, también Goethe, Heinrich Heine y hasta Martín Lutero lo tenían. De hecho, algunas de las frases que usó Mozart no fueron ideadas por él, fueron tomadas del folklore y la cultura popular.
Escribió 7 cánones escatológicos, algunos publicados con la letra censurada, como era de esperarse. En unos compuso la música y la letra, y en otros sólo la música o sólo las letras, para tres, cuatro y seis voces. Pero nada de eso enturbia su genio absoluto ni desmerece su música. Te dejamos con el canon mencionado al principio, «Bésame el culo», y si entiendes alemán te divertirás el doble:
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