En Supercurioso ya te hablamos en otra ocasión de la posibilidad de solventar la crisis alimentaria mundial a través de la producción de carne en laboratorios, a partir del desarrollo de técnicas de cultivo celular. Ahora queremos contarte de otra experiencia similar, pero específicamente orientada a la producción de pechugas de pollo sin pollo.
Más sobre la carne de laboratorio: Israel intenta producir pechugas de pollo sin pollo
La frase del francés Max Jacob, “¿El campo, ese lugar donde los pollos se pasean crudos?”, citada por el escritor argentino Julio Cortázar en Un tal Lucas (1979), podría dejar de tener sentido para las generaciones futuras, si se concreta la posibilidad de empezar a producir partes de aves en laboratorios, sin necesidad de criarlas completas, como sería hacer pechugas de pollo sin pollo, tal y como se ha planteado una fundación científica de Israel en tiempos recientes.
La Fundación de Agricultura Moderna (MAF, por sus siglas en inglés) ha logrado desarrollar en condiciones de laboratorio tejidos de pechuga de pollo a partir de una sola célula. El objetivo de este proyecto, coordinado por el profesor Amit Gefen, de la Universidad de Tel Aviv, sería establecer las condiciones y solventar todos los obstáculos para comenzar a producir industrialmente pechugas de pollo sin pollo.
Los pioneros de la producción de carne a partir del cultivo de células fueron los holandeses. En 2013 el científico Mark Post, de la Universidad de Maastrich, presentó al mundo la primera carne de hamburguesa elaborada a partir de una célula madre en un laboratorio, y con apenas un coste de 330.200 dólares americanos. Esta tecnología podría ser parte importante de una solución al hambre mundial, pero antes habrá que buscar maneras más económicas y a gran escala que hagan rentable y accesible la carne de laboratorio.
¿Por qué enfocarse en hacer pechugas de pollo sin pollo? Para la bióloga Shir Friedman, cofundadora de MAF, la respuesta no puede ser más obvia:
“Nuestro objetivo es el desarrollo de pechugas de pollo con bioingeniería. Estas son populares en muchas culturas y países así que queremos probar la viabilidad de este concepto y, particularmente, identificar lagunas en el conocimiento y los retos que encontraremos en el camino hacia la producción comercial”.
En 2015 el mundo consumió más de 111 millones de toneladas de carne avícola y se cree que esta cifra continuará creciendo en los próximos años, por lo que no es muy descabellado invertir en procesos que ayuden a producir carne de ave sin necesidad de “beneficiar” tantos millones de seres vivos.
En algunos de sus textos humorísticos de La vuelta al día en ochenta mundos, o de Último round, Cortázar mencionaba que algún día, gracias a la ciencia, los pollos contarían con cuatro o cinco patas, y así se acabarían las peleas familiares sobre quién se comía los muslos. Tal vez esto no sea así, pero cada vez está más cerca la posibilidad de que haya pechugas de pollo sin pollo, para toda la familia.
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