En estos días se habla mucho de agradecer. Ciertamente, cuando sientes gratitud se “reacomodan” las emociones y te enfocas en lo que tienes (para agradecer) y no en lo que te falta (para pedir). Esta simple reacomodación puede brindar un alivio instantáneo a las preocupaciones y hacer que cambies de perspectiva, viendo y sabiendo que efectivamente son muchas más las cosas que tienes que las que te faltan.
Es un ejercicio voluntario para vivir mejor, estamos de acuerdo. Pero hay algo más, ¿sabías que cuando sientes gratitud tu cerebro, de hecho, cambia?
Tu cerebro cambia cuando sientes gratitud
Poco se ha estudiado hasta la fecha, es verdad, desde el punto de vista físico sobre la gratitud y el cerebro.
Sin embargo, queremos hablarte de varios estudios que se han adelantado en los últimos años, como uno muy interesante llevado a cabo por la Universidad Sureña de California, en el Instituto del Cerebro y la Creatividad, asociado a testimonios del Holocausto.
Usualmente relacionamos este terrible episodio de nuestra historia con dolor, muerte y tortura, pero si se escuchan atentamente los testimonios de quienes sobrevivieron, se pueden encontrar abundantes historias de gratitud.
Se seleccionaron 23 voluntarios de 20 años en promedio, y sin relación personal con el Holocausto; les pasaron breves documentales sobre el ascenso del nazismo, la persecución judía, los campos de concentración, las cámaras de gas y la liberación de los prisioneros. También les proporcionaron historias transcritas en donde cada uno de ellos era el protagonista, diciéndoles por ejemplo que habían recibido un par de zapatos de alguien que permitió que se salvaran, y situaciones similares.
Los voluntarios debían calificar la profundidad de su gratitud en 50 de esos escenarios, mientras que equipos de escáneres les monitoreaban el cerebro. El resultado fue asombroso. Cuando sientes gratitud se activan áreas cerebrales vinculadas a los sentimientos de recompensa, de la cognición moral, de la autorreferencia, de juicios de valor subjetivos, de la equidad y de la toma de decisiones económicas.
Las áreas son la corteza prefrontal ventral y dorsomedial, y el córtex del cíngulo anterior. Para que entiendas un poco mejor, en la corteza prefrontal se involucra la planificación de comportamientos cognitivos complejos, la expresión de la personalidad y la adecuación del comportamiento social, y el córtex del cíngulo anterior se vincula a la empatía y a las emociones. Todas estas áreas se modifican cuando agradeces.
Pero también se mejora la actividad bioquímica del cerebro, tal y como mostró una investigación de la Universidad de Harvard. Aquí, los científicos descubrieron que cuando escribes las razones por las que estás agradeciendo, o las dices en voz alta, tu cerebro se impacta de forma notable, y además mejora ciertas funciones del organismo que tienen que ver con dormir, comer y beber, activando el metabolismo y reduciendo los niveles de estrés.
Por supuesto, hay que mencionar el efecto social del agradecimiento, pues cuando das las gracias haces sentir bien a los demás.
¿Y sabes qué? Es muy fácil agradecer, incluso en los peores momentos de depresión profunda. Claro que si estás en esa situación quizá escribir una lista sea algo muy difícil, tal vez agradezcas por una o dos cosas. Lo mejor es que cuando se practica la gratitud, el cerebro va acostumbrándose también químicamente a hacerlo, generando entonces un círculo vital –que no vicioso– que promueve el manejo inteligente de la ansiedad, la ira y la depresión. Y tu lista irá creciendo a medida que la hagas todos los días.
Puedes llevar un diario, y, anotar las cosas por las que sientes gratitud (esto es muy útil, pero es importante que sientas gratitud, de allí que coloques lo que verdaderamente agradeces), da las gracias siempre y cuenta las veces que lo haces, así podrás aumentar la cifra cada día.
Además del cambio cerebral, tienes otros beneficios: reduce la insatisfacción, te permite vivir en el presente (no enfocándote en el pasado o en el futuro), eleva tu autoestima, tu confianza y tu seguridad y te ayuda a adaptarte a cualquier nueva circunstancia, es decir, te ayuda a desarrollar tu inteligencia emocional; y, claro, también te permite aliviar la depresión.
Así que no lo dudes y comienza ya. Para saber sobre la maravilla de las emociones, consulta nuestro artículo sobre Intensamente, la película. ¡Y gracias!