El dolor, ya sea espiritual que físico, es una de esas sensaciones que, ni antes ni ahora, nadie quiere sentir. Es por esto que, desde la antigüedad, el ser humano ha buscado el modo de combatirlo o atenuarlo, en la mayor medida posible, mediante lo que ahora consideraríamos remedios naturales, por provenir directamente de las plantas, sin apenas elaboración alguna. Lo más sorprendente de todo era que lo conseguían, sin saber exactamente por qué. Veamos, entonces, cómo lograban mitigar el dolor en la antigüedad.
Medicamentos contra el dolor en la antigüedad
Beleño negro
Como su propio nombre permite intuir, el beleño negro es una planta venenosa, robusta, de hojas grandes y flores amarillas veteadas de un marrón violáceo y olor nauseabundo, que los turcos del s. I d.C. utilizaban como anestésico en las intervenciones quirúrgicas, en la preparación de afrodisíacos. Curiosamente, también era bastante empleado en los rituales de trance de los sacerdotes o sacerdotisas griegos por sus propiedades alucinógenas.
La forma de utilización de esta planta era después de un proceso de secado de hojas y tallos sin raíces, para luego emplearlos con su debida dosificación en la preparación de infusiones, tabaco, aceites e incienso. Su poder para aliviar el dolor era satisfactorio.
Mandrágora
Otro potente anestésico de la antigüedad era la Mandrágora, que en ocasiones se podía combinar con el beleño negro para potenciar sus efectos. Hay constancia de su utilización por los médicos de la antigua Grecia, como Dioscórides, en el siglo I a.C., que preparaba un vino de Mandrágora con la finalidad de suministrarlo a sus pacientes para inducirles al sueño durante las intervenciones quirúrgicas.
Debió ser bastante efectivo, ya que hay constancia de médicos de la Edad Media que utilizaban un destilado de Mandrágora, mezclado con el destilado de opio y cicuta para impregnar una esponja que aplicaban a los pacientes para sedarlos.
Cánnabis
Pero, ¿qué ocurría con los dolores de menor intensidad? También tenían solución, ya desde el siglo I a.C., gracias al Bhang, un remedio indio que hacía las veces del ibuprofeno y se preparaba a base de una mezcla de cánnabis y leche con el que se podían tratar los dolores inflamatorios como el dolor de oídos.
Posteriormente, hacia el 800 d.C, los médicos árabes le encontraron otra utilidad para calmar el dolor provocado por la migraña.
Corydalis
Otro analgésico muy utilizado en la antigüedad era la infusión del tubérculo Corydalis en vinagre. Con este jarabe se trataba de forma muy eficaz el dolor de cabeza, los dolores de espalda, etc. Un remedio que tiene su base científica, ya que este compuesto contiene dehydrocorybulbine (DHCB) que actúa de manera muy similar a la morfina inhibiendo los receptores del dolor.
Como veis aún sin conocimiento los antiguos también conseguían aliviar sus dolores. Si te ha gustado este artículo compártelo con tus amigos.
¿Te ha interesado descubrir cómo aliviaban el dolor en la antigüedad? Si es así, te recomendamos:
– Los 5 métodos más locos de la medicina en la antigüedad
– Los anticonceptivos en la antigüedad
Imágenes: Wikipedia Commons