En el museo Fitzwilliam, situado en Cambridge y que pertenece a la Universidad de esta ciudad, tienen una extensa colección de antigüedades egipcias y entre ellas varios sarcófagos. Después de muchos años, los investigadores del museo decidieron averiguar lo qué contenía el ataúd egipcio más pequeño que se ha encontrado, ¡y se llevaron una sorpresa!
Lo que contenía el ataúd egipcio más pequeño que se ha encontrado
En 1907, en Giza, fue hallado un pequeño ataúd, medía tan solo 44 centímetros y estaba fabricado en madera de cedro. Era exactamente igual que uno mayor del mismo período, entre el 644 a 525 a. C. Se creyó que contenía las vísceras de una mom¡a hallada en las proximidades. El ataúd fue llevado al museo Fitzwilliam y allí permaneció hasta ahora.
Hace poco, los investigadores del museo, mientras preparaban la exposición para celebrar el bicentenario del museo, decidieron averiguar si realmente contenía vísceras o no. Le hicieron una T.C. (tomografía computerizada), ya que de esta manera es posible observar y estudiar lo que hay en el interior sin dañarlo. Descubrieron que lo que habían embalsamado era un minúsculo feto de entre 16 y 18 semanas de gestación. Estaba envuelto en vendas y cubierto de resina negra. Vieron que ya tenía los 5 dedos y los huesos de piernas y brazos, aunque no pudieron saber el sexo ni lo que causó el aborto. Los huesos que descubrió la T.C. indicaban que los bracitos del feto habían sido cruzados sobre su pecho. Ésto evidencia la importancia que tenía para los antiguos egipcios este tipo de sepelios, siendo depositados los restos momificados como si se tratase del entierro de un adulto, en un ataúd sellado y bellamente decorado, según las trazas que han quedado en la madera. Aquí os dejamos un enlace con la página del museo en la que podréis ver la T.C. de la momia y el pequeño ataúd además de una extensa explicación en inglés.
No es la primera vez que se encuentran fetos momificados en una tumba. En 1922, en la de Tutankamón, por ejemplo, fueron encontrados los restos de 2 fetos de 25 y 37 semanas de gestación y que se cree que eran los de dos hijos del propio faraón que nacieron muertos y fueron sepultados con él. En 2014 en Gales, y también gracias a una T.C., fue hallado dentro de un sarcófago otro feto momificado; esta vez era de entre 12 a 16 semanas. Se cree que era de un varón, ya que el dibujo sobre la tapa llevaba una peluca amarilla, color que sólo se utilizaba para el sexo masculino. Todos estos entierros de fetos, así como los de niños muy pequeños, significan lo mismo, el valor que tenían para los egipcios y el dolor que representaba su pérdida. Su intención al momificarlos era que alcanzaran la otra vida en la que ellos creían.
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