En efecto, tal y como tu intuición ya te había indicado, el lago de agua dulce más extenso y profundo del mundo es sin duda el Baikal. ¿Su profundidad? Cerca de 1.642 metros, pero se dice incluso que si lograran retirar todos los sedimentos que hay en sus profundidades, llegaría a los 9 km.

Situado al sur de Siberia, nos eclipsa con su prístina belleza, con su magnífico equilibrio natural a lo largo de sus más de 636 km de largo y 80 de ancho. Sorprendente saber también que, según nos dicen los científicos, el Baikal cuenta con casi el 20% de agua dulce no congelada de nuestro planeta.

Increíble, no hay duda. Un maravilloso escenario que, a su vez, cuenta con 22 islas, siendo la más destacable de ellas «Oljón», habitada por unas 1.500 personas. Un lugar realmente curioso para visitar. No obstante, dejando a un lado esta maravilla natural y sus espectaculares dimensiones, cabe decir que el Baikal siempre ha estado envuelto de cierto misterio. Es todo un reclamo para los científicos, un paraíso de flora y fauna donde muchos se quedarían a vivir solo por catalogar cada especie, por estudiar cada fenómeno, o cada elemento de la que se considera una de las aguas más puras de nuestro planeta.

Pero también están todos aquellos que vienen hasta aquí atraídos por los fenómenos inexplicables. De ahí que el lago Baikal sea todo un tesoro de preguntas y enigmas por resolver.

El misterioso lago Baikal

Si en alguna ocasión tienes la oportunidad de visitar el lago Baikal, haz una prueba. Asómate a él, descansa la mirada en sus aguas unos segundos. Descubrirás que tu vista puede llegar a los 50 metros de profundidad dada su exquisita pureza, y que tu imagen, se verá reflejada con una nitidez asombrosa.

Los científicos utilizan incluso algunos de los microorganismos presentes en el agua, para limpiar derrames de petróleo en otras aguas. Elementos tan antiguos como la propia Tierra, puesto que hemos de tener en cuenta que el Baikal, es el lago más antiguo que se conoce. Tanto es así, que se considera esta agua como curativa, como un remedio medicinal que utilizaban antiguas tribus en el pasado y que más de un millonario ruso no duda en tomar, confiando en los remedios ancestrales.

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No hace mucho ocurrió algo realmente singular que llamó la atención incluso de los astronautas de la Estación Espacial. La superficie del lago Baikal se había llenado de círculos. Esferas muy semejantes a las que aparecen en las cosechas de Inglaterra. Las imágenes, como puedes ver en la foto inferior, eran realmente impactantes. Pero, ¿a qué se debía algo así? No faltaron las explicaciones de los amantes de la Ufología, afirmando que eran mensajes de otras civilizaciones alienígenas.

La verdad es que a día de hoy no hay una conclusión clara, aunque los científicos se apresuraron a decir que podía deberse perfectamente a la convección del agua, es decir, el agua más cálida y menos densa que acaba subiendo a la superficie, congelándose en esas formas tan sugerentes.

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Otra interesante hipótesis sobre el fenómeno, es la que se aportó hace poco: el agua caliente subió, desde luego, pero lo hizo de una forma muy especial, en forma de remolinos. Al chocar contra la superficie helada, originó una especie de «tatuaje térmico». Interesante, no hay duda. También se especula con posibles emisiones de metano. No obstante, la pregunta es: ¿por qué ahora? Si nunca había sucedido, ¿por qué estos tatuajes térmicos aparecen en estos últimos años?

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La teoría de los amantes de lo paranormal está clara: es un mensaje. Sobre todo si aceptamos lo que estos expertos de lo oculto nos indican. Se dispone de numerosos informes en los cuáles, se describen múltiples encuentros con platillos volantes. De hecho, algo así ya sucedió en 1958, cuando un avión ruso Túpolev Tu-154 se estrelló en las aguas del lago Baikal, después de perseguir a un OVNI.

Fuera como fuera, hay demasiados testimonios sobre lo ocurrido aquel y otros días como para cerrar los ojos al enigma. Los platillos, según los habitantes de las islas cercanas, suelen descender muy habitualmente para sumergirse en el lago, ascendiendo minutos después, como si llevaran a cabo una tarea casi ordinaria.

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¿Mito? ¿Realidad? Lo desconocemos. Lo que sí tenemos claro es que el lago Baikal es todo un legado natural, habitado por numerosos misterios aún sin resolver, empezando por sus microorganismos. Estaremos pendientes de la aparición de nuevos datos. Mientras, te invitamos a descubrir el lago que petrifica a sus víctimas.