La cera de oreja no goza del halo vergonzoso que rodea otros fluidos o excrecencias corporales, como el moco o las heces, sin embargo en algunos estratos sociales o culturales no son bien vistas ni su mención ni su presencia física, y hay incluso un sector de la industria de la salud dedicado a producir artilugios para su eliminación del conducto auditivo.
Y al mismo tiempo poca gente conoce la función y de qué está hecha la cera de oreja, también conocida como cerumen.
De qué está hecha la cera de oreja
La cera de oreja o cerumen se produce entre el oído medio y el oído externo y se va desplazando hacia el exterior; está conformada por una mezcla de secreciones producidas por glándulas sebáceas y sudoríparas, combinadas con restos de células muertas. La composición del cerumen, que también puede encontrarse en otros mamíferos, es de un 60% de queratina (un tipo de proteína), células muertas de piel, ácidos grasos, colesteroles y otros compuestos que incluyen péptidos antimicrobianos.
Y es que el cerumen –también llamado cerilla– cumple funciones de protección del sistema auditivo. Los péptidos son producidos por unas 2.000 glándulas, pero además la cera contiene una sustancia antibacteriana, la lisozima. A pesar de esto hay investigadores que insisten en que el cerumen puede servir de caldo de cultivo para bacterias.
Esta sustancia no es igual en todos los seres humanos: en pueblos originarios de Asia y América predomina un cerumen seco, de color gris y con tendencia a ser escamoso; mientras que en pueblos originarios de África y Europa el cerumen tiende a ser húmedo, de color claro y pegajoso. Parece trivial, pero esta característica ha servido a investigadores para rastrear el origen y desplazamiento de diversos pueblos del mundo.
Saber de qué está hecha la cera de oreja puede proporcionarnos además información sobre aspectos claves de nuestra salud, como la presencia de sustancias extrañas o tóxicas. El análisis del cerumen de una persona puede servir para detectar trazas de metales pesados, toxinas productos de la contaminación ambiental y sustancias que pueden servir para detectar la presencia de algunas enfermedades metabólicas.
Incluso el olor de la cera –que es más fuerte en individuos caucásicos– puede ayudar a descubrir enfermedades, y hay médicos e investigadores trabajando en esta dirección, pues el examen olfativo puede ser mucho más económico que la mayoría de los exámenes de laboratorio, aunque también implicarían una mayor pericia por parte de los médicos, y una mayor proximidad con los pacientes.
¿No te parece increíble todo lo que se puede saber a través de esta humilde sustancia, tan perseguida por los hisopos? Pero no te quedes sólo con esta información, aprovecha y consulta estas 25 cosas sorprendentes de tus oídos.